El cáncer de colon es el más prevalente en España, Japón, Estados Unidos o Francia. Pero la colonoscopia, método más extendido para la exploración del colon y el diagnóstico del tumor, falla con más asiduidad de la deseada. En España y Europa, lo habitual es que los mayores de 50-55 años tengan derecho a test de cribado colorrectal. Cuando los análisis reflejan sangre oculta en las heces, el siguiente paso es someterse a una colonoscopia.
Sin embargo, no es un método infalible: un 22 % de los pólipos (precancerosos o no) no son detectados por el profesional médico. El dispositivo médico desarrollado por MiWendo, anexo al colonoscopio tradicional, quiere llevar la efectividad de esta exploración al 100 % y evitar que un pólipo no detectado -y por tanto no intervenido- termine derivando en un tumor. Su accesorio patentado, de tan solo 3 milímetros, funciona a base de microondas. Cuando detecta un pólipo, el profesional recibe una señal acústica, así la búsqueda es mucho más eficaz.
Buen ritmo pese a la pandemia
La chispa del proyecto la enciende Marta Guardiola, estudiante posdoctoral de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), experta en el uso de microondas para el diagnóstico clínico. Guardiola entra en contacto con la que a la postre será también una de las socias cofundadoras de MiWendo, la doctora Glòria Fernàndez, endoscopista especializada en el diagnóstico de cáncer de colon. Juntas empiezan a estudiar cómo las microondas pueden aplicarse en el diagnóstico de este cáncer y desarrollan una primera patente, acompañada de distintas publicaciones
Con el apartado médico-científico controlado, necesitan un gestor con el que dar el salto y fundar MiWendo, que finalmente nace como spin off de la UPF. En este punto entre en escena Ignasi Belda, emprendedor en serie y fundador de seis empresas del ámbito de las ciencias de la vida. “Nos tiramos juntos a la piscina. El proyecto me enamoró desde el primer momento”, explica Belda a Innovaspain al otro lado del teléfono.
La pandemia les afectó de lleno en varios frentes cuando tenían previsto empezar las primeras pruebas de su dispositivo con pacientes. A unos hospitales colapsados con poco margen de maniobra para lo que no tuviera que ver con el COVID-19, se unió la crisis de los microchips, vitales para la compañía. “Nos ha retrasado los planes, pero no hemos estado parados”, apunta Ignasi Belda. A falta de una alternativa mejor, el equipo de MiWendo llevó a cabo pruebas con cerdos donde la detección de pólipos ascendió al 100 %.
Objetivo 2024
Si reciben el OK de la Agencia Española del Medicamento (entre la segunda quincena de septiembre y la primera de octubre) al fin podrán llevar a cabo un ensayo inicial con personas en el Hospital Clínic de Barcelona. El primer estudio se abordará con 15 pacientes, después con 50, luego 75 y, finalmente, si todo marcha bien, con 1.000 personas.
“Pensamos que, en condiciones normales, el dispositivo estará en el mercado a finales de 2024. Son muchas las aprobaciones por las que tenemos que pasar antes de poder venderlo”, asegura el cofundador de MiWendo. Las pretensiones de la empresa son de carácter global. “Es un cáncer que con incidencia en todo el mundo. Nuestra patente está registrada en los siete mercados principales. Esto no significa que no tengamos la voluntad de llegar a mercados más pequeños, como Dinamarca, donde tienen un problema importante con el cáncer colorrectal”, concluye Ignasi Belda.
Desde el primer momento, la receptividad por parte de la comunidad médica fue muy positiva. “Tanto es así -afirma Belda- que en el momento de fundarla, cuando dábamos los primeros pasos, 19 médicos invirtieron personalmente en MiWendo. Este interés fue clave para que, más tarde, fondos importantes se hayan acercado al proyecto. Transmitíamos confianza desde el principio. Si un médico con nombre y apellidos se arriesga así, significa que tenemos entre manos una solución hasta ahora inexistente”.
Investigación puntera
En MiWendo utilizan tecnología radar. “Para que todo el mundo lo entienda, cuando aparcamos el coche y nos acercamos mucho a otro vehículo o a un objeto, escuchamos un pitido”, explica Ignasi Belda. “En nuestro caso, en lugar de medir distancias, medimos los cambios en las propiedades eléctricas de los tejidos. Es lo que Marta y Gloria descubrieron años atrás: cuando el cáncer está presente, las propiedades eléctricas del tejido cambian; hay más sangre y por tanto más agua y más iones. Nuestro radar es capaz de medir todas estas alteraciones”.
El cofundador de MiWendo añade que reducir tanto el dispositivo para lograr que sea lo mínimo invasivo posible, ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza. “Utilizamos microantenas cuya miniaturización implica un largo y complejo proceso de I+D para que actúen con la resolución suficiente. También hay mucha materia gris detrás del procesamiento de la señal de las microondas. Hemos aprendido a “leer” la información que nos indica si hay presencia de un pólipo precanceroso. Lograrlo en tiempo real ha sido un auténtico reto”, concluye Belda.
