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Josep Dalmau: a la caza del recuerdo en el laberinto de la memoria

El profesor ICREA e investigador del Hospital Clínic de Barcelona, participa en el debate “Cómo el cerebro percibe el mundo y genera recuerdos”, organizado por Fundación "la Caixa"
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El profesor e investigador Josep Dalmau.

La memoria juega un papel crucial en la forma en que percibimos el mundo que nos rodea. Y los recuerdos y las experiencias condicionan nuestra percepción de la realidad. Percepción y memoria son dos elementos clave del cerebro que deben ser entendidos para poder tratar diferentes patologías cerebrales. “Cómo el cerebro percibe el mundo y genera recuerdos” fue el título del debate organizado por Fundación “la Caixa” para desgranar algunas de estas cuestiones de la mano de dos investigadores punteros en la materia: Guillermina López-Bendito (CSIC; leer crónica de su intervención) y Josep Dalmau (Hospital Clínic de Barcelona).

“Sabemos bastante sobre cómo formamos y almacenamos los recuerdos. Depende mucho del tipo de memoria al que nos refiramos”. Profesor ICREA y jefe del Equipo de Investigación de Neuroinmunología Clínica y Experimental del IDIBAPS - Hospital Clínic de Barcelona, Dalmau diferenciaba la memoria de corto plazo, largo plazo y la memoria de trabajo, “una memoria de corto plazo importante para la toma de decisiones y el razonamiento”.

En cuanto a la relación neurona-recuerdo, el investigador apuntaba que los circuitos neuronales están establecidos desde que nacemos, aunque el cableado completo se estructura posteriormente. “Tenemos unos 90.000 millones de neuronas y 150 trillones de conexiones. Existen ciertos estímulos en la formación de los recuerdos, una codificación en los circuitos y ciertos grupos neuronales encargados de mantener la memoria”.

Josep Dalmau indicaba que la tecnología permite estudiar la actividad cerebral en distintas zonas del cerebro y manipular los circuitos neuronales en animales. “Son innovaciones que posibilitan dar un paso de gigante hacia un mejor entendimiento de las neuronas. El gran reto es comprender mejor las conexiones entre ellas: cómo se unen determinados circuitos que codifican la memoria, percepciones sensoriales o nuestra respuesta motora. Todo eso ya está ahí; queda saber cómo se forma”.

Un hito de las neurociencias

Desde 2005, Dalmau y su equipo son artífices del descubrimiento de varias enfermedades denominadas encefalitis autoinmunes. “Los pacientes desarrollan anticuerpos que atacan el propio organismo de manera equivocada. La primera que analizamos es la más estudiada y prevalente; desde entonces hemos diferenciado 18 encefalitis más. Suele afectar más a niños, niñas y mujeres jóvenes. La edad media son 20 años”.

El investigador detallaba que esta encefalitis genera anticuerpos que actúan contra los receptores de glutamato, importantes en el buen funcionamiento de las conexiones neuronales. “Inicialmente, los pacientes desarrollan problemas psiquiátricos, difíciles de asociar a una patología neurológica. Pasados los días o las semanas, casi todos acaban en la UCI con graves problemas neurológicos: dejan de respirar y de moverse bien, las crisis epilépticas son constantes… En el pasado morían, ahora sabemos cómo tratarlos con inmunoterapia y se recuperan”.

El proyecto -apoyado por Fundación “la Caixa- Neuronal circuits, and the mechanisms of memory loss and recovery, Josep Dalmau profundiza en la segunda encefalitis autoimmune más frecuente. “En esta patología, los anticuerpos van contra la proteína LGI1 y la función de los hipocampos del cerebro se ve afectada y los pacientes sufren graves alteraciones de memoria”, añadía Josep Dalmau.

Las primeras aproximaciones a esta enfermedad encierran una historia trágica y fascinante. Henry Gustav Molaison fue atropellado por una bicicleta con solo 9 años. Desde ese momento, la epilepsia se convirtió en un martirio que le impedía vivir con un mínimo de normalidad. En 1953, cuando tenía 27 años, un cirujano le extirpó los dos hipocampos. Las crisis epilépticas cesaron, pero el paciente dejó de acumular el más mínimo recuerdo. Cada día era volver a empezar de cero. No formó memoria nueva.

“Este abordaje es interesante desde el punto de vista científico y clínico”, señalaba Dalmau. “Si no formamos memoria, no tenemos identidad. No hay continuidad. Lo importante es que eliminamos estos anticuerpos y curamos a los pacientes. En paralelo nos ha ayudado a descubrir algunos mecanismos de la memoria”.

Ante estos déficits, ¿es posible regenerar recuerdos? “Nuestro cerebro tiene cierta capacidad de regeneración, pero con muchas limitaciones”, admitía Josep Dalmau. “Influye la edad. La plasticidad cerebral es mayor en niños y jóvenes. Y es importante determinar la causa que conlleva la pérdida de memoria. Las memorias pueden estar ahí, pero el cerebro no es capaz de acceder a esa gran biblioteca formada por recuerdos. Incluso existe capacidad de recuperación después de un tumor: una vez extirpado, el cerebro se expande y ciertas memorias regresan. Algo parecido ocurre con las enfermedades inflamatorias que son objetos de nuestro estudio”.

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