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Cynthia Kenyon, vicepresidenta de Investigación en Envejecimiento de Calico

“Descubrimos un sistema de control universal del envejecimiento”
La bióloga molecular estadounidense Cynthia Kenyon
La bióloga molecular estadounidense Cynthia Kenyon

La bióloga molecular estadounidense Cynthia Kenyon lleva 25 años estudiando cómo envejece un diminuto gusano “más pequeño que una coma” llamado Caenorhabditis elegans. Y a principios de los 90 descubrió que ciertas mutaciones en el gen daf-2 duplicaban la vida del animal.

“Fue asombroso”, afirma la vicepresidenta de Investigación en Envejecimiento de Calico, el proyecto respaldado por Google. “Podías ralentizar drásticamente el ritmo de envejecimiento”, recuerda. Sus investigaciones y las de otros laboratorios encontraron más genes relacionados con la longevidad, una extensa red que parece estar presente en todos los animales, incluidas las personas. “Descubrimos un sistema de control universal del envejecimiento”, subraya.

Los científicos también han encontrado que los mismos mecanismos que protegen al animal del desgaste del envejecimiento lo fortalecen frente al estrés ambiental. En experimentos de laboratorio han averiguado que los que tienen mutaciones en algunos de estos genes resisten condiciones adversas, como falta de comida, mucho calor o presencia de toxinas.

También han comprobado que cuando se ralentiza el proceso de envejecimiento en modelos animales, las enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer, cardiopatías o diabetes, aparecen más tarde. “Las condiciones que alargan la vida en estos animales posponen la enfermedad de Alzheimer o la hacen más débil”, concreta Kenyon en una entrevista de la Agencia Sinc, realizada con motivo de su participación en el ciclo de conferencias CNIO-la Caixa Frontiers Meeting.

¿INMORTALIDAD?

La científica valora con optimismo lo conseguido en las dos últimas décadas. “Los estudios que comenzaron en gusanos en nuestro laboratorio y que han seguido otros conducen a nuevas rutas para retrasar el envejecimiento humano”, destaca.

Sobre la hipotética inmortalidad que pregonan algunos gurús, la investigadora no puede estar más en desacuerdo. “Soy muy agnóstica al respecto. Creo que las personas que dicen que en algún momento de la vida seremos inmortales simplemente hablan por hablar”, señala a Sinc.

A diferencia del ratopín rasurado que, como han descubierto en Calico, tiene las mismas posibilidades de morir cada día, los humanos y otros animales presentan un mayor riesgo de fallecer según envejecen.

En su caso personal, la clave para estar saludable a sus 64 años es seguir una dieta baja en azúcar y practicar ejercicio. No obstante, recalca hablar como ciudadana, “no como científica”, cuando se le pregunta sobre sus secretos para estar sana.

Toma aspirina infantil y no ingiere ningún componente antiedad. En su opinión, hacen falta buenos ensayos clínicos para que las compañías de alimentos puedan vender productos naturales que desaceleren el envejecimiento, si los hubiera. El problema es que estas pruebas implican financiación. Como alternativas, Kenyon propone el crowdfunding o que sean los gobiernos quienes las sufraguen.

La bióloga molecular menciona los avances hechos por María Blasco, directora del CNIO, al alargar los telómeros de ratones y con ello, su esperanza de vida. “En última instancia, podría haber una manera de aprovechar toda esta investigación para mejorar la salud de las personas”, concluye.

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