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Los viajes sorpresa de Waynabox toman aire tras el fin de las restricciones

La empresa catalana espera recuperar los niveles de facturación de 2019 para finales de año
Una usuaria de Waynabox recibe una tarjeta con su desrino sorpresa. (Imagen: Waynabox)

Cuando Jordi Agustí fue nombrado CEO de Waynabox, en noviembre de 2019, la web ya era una de las opciones preferidas de los españoles para viajar. La empresa catalana, fundada en 2015, revela a los turistas, con 48 horas de antelación, un destino sorpresa. El concepto fue disruptivo en España, y un éxito rotundo. Sin embargo, como para todo el sector, la pandemia pilló a Agustí por sorpresa. Pero no hay mal que dure más que dos estados de alarma, y desde la reanudación de la movilidad la firma está tomando un segundo aire. Desde el 9 de mayo —cuando el decreto del Gobierno quedó sin efectos— ha triplicado su facturación.  

El viento sopla en favor de Waynabox. Los desplazamientos en España han crecido con efervescencia en cuestión de semanas y el verano en el será muy distinto al de 2020. El 1 de julio entrará en vigor el certificado digital de la Unión Europea, un documento que dará fe de que el viajero ha sido vacunado o que tiene una prueba COVID negativa. Agustí ha notado cómo los usuarios ya se frotan las manos para el pistoletazo de salida: “Hemos notado un incremento notable en las reservas de avión”. 

Este detalle es crucial. Durante la pasada temporada estival, la empresa suspendió los viajes continentales en su catálogo de sorpresas porque, a diferencia de este año, las medidas sanitarias que se les solicitaba a los españoles iba variando, una incertidumbre que no les dejó mayor remedio que cerrar esa puerta. El parón fue algo insólito en Waynabox, que para 2019, menos de cinco años después de lanzarse al mercado, había logrado facturar cerca de 5 millones de euros, además de superar los 75.000 usuarios

Nuevos productos para nuevos tiempos

Si se puede contar con algo en una empresa emergente es que va a emprender. Cuando todo era incierto, Agustí y su equipo no dudaron en que la respuesta era buscar nuevas formas para viajar, incluso en medio de una pandemia. En julio de 2020 la web estrenó nuevas modalidades, como escapadas a destinos locales, a menos de tres horas en coche, y viajes por carretera (roadtrips, en inglés) en automóvil o en una furgoneta camper. 

Pero luego llegaron los cierres perimetrales entre comunidades autónomas. Borrón y cuenta nueva. En Waynabox tuvieron que pensar en otras opciones. En octubre se decidieron por ofrecer alojamientos en hoteles locales de cinco y cuatro estrellas. Para entonces, en España ya había cobrado fuerza la idea de “redescubrir” las ciudades en vez de salir de ellas, una tendencia que Agustí quiso aprovechar: “Muchas veces eran alojamientos por los que pasabas todos los días y no te detenías a verlos”. Otro servicio que lanzaron fue algo muy distinto a lo que solían hacer: cenas sorpresa en casa. El cliente recibía ingredientes e instrucciones para cocinar un plato internacional. “Si no podías viajar, que al menos, gastronómicamente lo pudieses hacer”.

La inestabilidad de la pandemia ha servido como una lección para el equipo de Waynabox. Y en especial para Jordi Agustí, que recibió el testigo del fundador Pau Sendra hace menos de dos años. La curva de aprendizaje, según el empresario, todavía no termina: “Aún falta un trecho que recorrer para ver la luz. Aunque siempre te da la sensación de que, por muy rápido que tomes las decisiones, al final piensas que deberías haberlo hecho más de prisa". Según las estimaciones de Agustí, en noviembre y diciembre llegarán al 80% de la  facturación de esos mismos meses pero de 2019. 

Lecciones de la COVID-19

Ante la adversidad, aprendizaje. Agustí comienza con lo obvio: 2020 no fue un gran año para el turismo. Sin embargo, si las perspectivas son positivas para la empresa es porque no se quedaron de brazos cruzados: “Lo bueno que nos trajo la COVID es que nos dio el tiempo para desarrollar nuevos productos que ya teníamos en nuestras cabezas". 

Entre las ofertas que estrenaron el año pasado, hay una que definitivamente llegó para quedarse: los viajes por carretera en coche o furgonetas. En ambas opciones se ofrece una ruta que se adapta al gusto del viajero —por ejemplo, por pueblos o lugares con vistas naturales increíbles—. “Es una forma de hacer turismo que ya crecía antes de la pandemia, pero ahora mucho más, y no podemos ser ajenos a esa tendencia”, remacha el CEO. 

En la empresa hay un clima de optimismo. Son conscientes de que si de algo sirvió la incertidumbre fue crear una alternativa para cuando el cielo se despejara. Ahora el sol veraniego comienza a irradiar sobre Europa. Waynabox ya recoge lo sembrado. 

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