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La universidad joven como motor científico y sostenible

Estudiantes de diferentes líneas de investigación dentro de la Cátedra de Transición Energética Fundación Repsol en la Universidad Politécnica de Madrid hablan de sus proyectos de movilidad sostenible
universidad joven
De izquierda a derecha: Nuria Herrero, Adriana Affili, Javier Pérez (moderador del debate y profesor de la Universidad Politécnica de Madrid), Rosario Carretero y Javier Sánchez, durante la jornada 'Ciencia e innovación para una movilidad más sostenible'.

Antes de sumergirse en la aventura de la conducción autónoma, Nuria Herrero pensaba que "un vehículo que se conduce solo y está conectado era pura ficción". Su estudio dentro de la Cátedra de Transición Energética Fundación Repsol en la Universidad Politécnica de Madrid en la Línea de Trabajo de Vehículo Autónomo y Conectado le hizo darse cuenta de que es totalmente posible.

Herrero es una firme defensora de que el vehículo autónomo eliminará el estrés, minimizará el riesgo de accidente y mejorará la eficiencia del tráfico. Tanto ella como sus compañeros de mesa redonda durante la jornada 'Ciencia e innovación para una movilidad más sostenible' consideran que la llamada universidad joven está destinada a liderar el conocimiento científico con una perspectiva sostenible. "Es necesaria la divulgación. El conocimiento no debe quedar solo en una hoja de papel. Hay que conectar con los consumidores", sostiene Herrero, en cuya disciplina asegura que "lamentablemente reina el desconocimiento y la desinformación".

Adriana Affili, estudiante en la Línea de Trabajo de Huella de Carbono dentro de la Cátedra, considera que su ámbito está aún por desarrollar pese a que "el concepto de huella de carbono aparece diariamente en nuestras vidas". En su línea de investigación se ha propuesto encontrar los impactos más relevantes. "La toxicidad humana, la emisión de partículas, el agotamiento de recursos minerales y el agotamiento de recursos hídricos me parecen fundamentales para poder abordar la sostenibilidad en la movilidad", sostiene Affili, que ha animado durante la jornada a "promover más colaboración institucional en un reto tan grande como es la movilidad sostenible".

En el caso de Rosario Carretero, estudiante en la Línea de Trabajo de Calidad del Aire, los dos primeros años se encargó de evaluar cómo medir las emisiones de los vehículos y cómo afectan a la sociedad. "Ahora estamos centrados en cómo disminuir estas emisiones", afirma. El reto de su investigación no es sencillo: crear un catálogo eficiente de medidas. Para ello considera imprescindible poner el foco en las ciudades. "En la calidad del aire influyen factores que no podemos prever: climatológicos, la intensidad del viento... Por ello estamos realizando una minuciosa investigación para proponer soluciones".

Por el momento, Carretero ha avanzado tres conclusiones de su investigación que considera eficaces para avanzar hacia la movilidad sostenible: "Las zonas de bajas emisiones y las restricciones pueden ayudar a comprar coches más nuevos. Al igual que las tarifas de congestión de tráfico, aunque aquí incrementamos un problema social, ya que culpamos a las personas y les hacemos pagar. Por otro lado, es fundamental comenzar a implantar soluciones basadas en naturaleza, como aumentar vegetación en las ciudades".

La línea de Javier Sánchez es novedosa de facto. Su trabajo dentro de la Cátedra consiste en las tecnologías emergentes, a las que está dedicando un esfuerzo especial a las de propulsión en movilidad. Pero son muchas, como ha publicado recientemente Repsol en un documento interno. Sánchez, en la línea de sus compañeros, reivindica "la universidad joven" para liderar "estudios y proyectos enfocados al ciudadano en los que la sostenibilidad, sea el campo de estudio que sea, esté presente".

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