Se llama Paco, y es un buitre negro, como aquellos a los que cantaba Extremoduro ya a finales de los 80. «En Monfragüe, buitres negros», decían. Tanto en aquel entonces como ahora este animal se encuentra en peligro de extinción, así que Fundación Endesa y Amus se han unido para que, con nuevas técnicas de conservación, puedan comprobar mejor sus viajes, su estado y hasta su salud con chequeos sanitarios.
El buitre Paco se liberó en Extremadura —ecosistema clave para estas aves necrófagas— la pasada semana, aunque con algunas diferencias a lo hecho anteriormente. Cuando capturaron a este joven ejemplar, le habían realizado previamente un chequeo sanitario para garantizar su bienestar. Una vez hecho esto, lo equiparon con un sistema GPS para monitorizar su adaptación y evitar posibles amenazas. Es más, este sistema permite también identificar envenenamientos, intoxicaciones o colisiones y coleccionar datos para reforzar estrategias de protección.
Para hablar de este proyecto primero hay que hablar de Amus, cuya sede está en Villafranca de los Barros, en Extremadura. Según su propio director, Álvaro Guerrero, es una organización que está implantada sobre el territorio en muchas zonas y en muchas comunidades autónomas de España, haciendo conservación de la naturaleza con especies como grandes rapaces y ha sido una entidad que ha sabido dar un salto cualitativo en la parrilla de proyectos internacionales, a nivel europeo y a nivel nacional.
«Si hay un emblema del bosque mediterráneo, sin lugar a dudas es el buitre negro, un ave vinculada a zonas forestales de ecosistemas mediterráneos. Extremadura es un referente en necrófagas, pero sin lugar a dudas la especie más bandera que representa a Extremadura es el buitre negro», explica Guerrero.
Más información a escala nacional
Por su parte, Alfonso Godino, coordinador técnico en Amus, cuenta en un vídeo explicativo sobre el buitre Paco que este proyecto en sí consiste es obtener información a escala nacional sobre el uso del espacio y las amenazas que tiene el buitre negro en España.
«La dificultad añadida que tenemos en este proyecto —añade— es que por primera vez vamos a abarcar o intentar obtener información a nivel nacional y principalmente con la población adulta. Obtener información de los individuos adultos es lo más complicado. Esto lo vamos a obtener equipando casi más de 20 individuos de buitre negro en toda España con GPS».
Los GPS van a permitir obtener información «muy fina y muy detallada» sobre el uso del espacio que hagan y, en los casos de mortalidad, poder comprobar de forma muy rápida al cadáver.
«Por otro lado —adelanta—, vamos a hacer también un chequeo sanitario de todos los individuos que incorporemos en este estudio con el objeto principal de tener un diagnóstico de su estado de salud, principalmente ligado a diferentes tóxicos que están apareciendo en la naturaleza, como pueden ser metales pesados, pesticidas, plaguicidas y que están teniendo un efecto muy negativo en las poblaciones y que está poco estudiado».
Y sobre Paco, aclara que, una vez recuperado, el buitre negro fue transportado a una zona en la cual haya poca o ninguna amenaza, con disponibilidad de alimentos. «Esperemos que tenga una integración al medio feliz y que podamos tener prontas recuperaciones u observaciones de este individuo en Extremadura… o fuera de Extremadura», espera Godino.