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Objetivos 2030

Con la colaboración  de

Cosentino

Transición energética y por qué el reto no está en las cero emisiones

Existe una carrera entre los países por anunciar sus compromisos de cero emisiones netas a modo de posicionamiento. Es decir, más que las medidas concretas, interesa saber quién gobernará este cambio
transicion energetica

Que el cambio climático está ahí y que el futuro del planeta depende en gran medida de hacerle frente ha acabado siendo una obviedad para la inmensa mayoría. Los países son conscientes de que hay un problema, de ahí el planteamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible o los diferentes retos traducidos en fechas clave como el 2050 para alcanzar la descarbonización del mundo. ¿Realmente el ciudadano sabe qué supone la transición energética, por qué es tan vital, para qué y cómo llegar a ella? Esta y otras cuestiones las ha planteado Mariano Marzo, director de la Cátedra de Transición Energética Fundación Repsol en la Universidad de Barcelona.

"Pasar de la idea a la acción no es tan sencillo", ha afirmado Marzo durante la jornada 'Cero emisiones netas: qué, por qué y para qué' organizada por Deusto Business School, Fundación Repsol y la Universidad de Barcelona. En el desafío de las cero emisiones netas (CEN) confluyen la sostenibilidad energética, el desarrollo tecnológico y la fortaleza industrial. El pasado mes de febrero, 110 grandes empresas con actividades sectoriales relacionadas con la energía anunciaron sus compromisos para alcanzar las CEN en 2050. Sin embargo, como sostiene Marzo, "existe gran disparidad entre sectores y en el alcance de esos objetivos".

Existe una carrera entre los países por anunciar sus compromisos de emisiones netas a modo de posicionamiento. Es decir, más que las medidas concretas y la hoja de ruta a seguir, hay una cierta obsesión por saber quién gobernará este cambio. "Estamos en una situación de 'tonto el último', pero la realidad es mucho más compleja. Hay pocas medidas concretas. Solo un 25% del total de los países han plasmado su hoja de ruta para hacer frente al cambio climático", avisa Marzo.

La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebrará en Glasgow en noviembre de este año, incidirá, incluso más que en la última, en ese número mágico –2050– que pretende simbolizar el clímax medioambiental. Nada más lejos de la realidad. De hecho, el reto de la transición energética no termina en las cero emisiones netas.

"Hay un problema de base, incluso en el propio concepto. Hablamos de transición energética cuando deberíamos hablar de revolución energética. Estamos ante un problema global en el que habrá ganadores y perdedores. Los desafíos son científicos y tecnológicos, pero también políticos", apunta Marzo. El experto va más allá. "Cuando cumplamos con el objetivo de las cero emisiones netas debemos dar el siguiente paso: acabar con los restos. Esto significa que en 2100 tenemos que llegar a las emisiones negativas. Es decir, retirar dióxido de carbono de la atmósfera".

Nuevos desafíos, nuevos negocios

La Fundación Repsol, integrante de la cátedra, lleva años preparándose para los próximos acontecimientos. Su vicepresidente, Antonio Calçada, también ha estado presente en la jornada y, en sintonía con Mariano Marzo, ha asegurado que "es tiempo de actuar" y que no existen recetas únicas. "Como sociedad estamos ante un momento crucial. Lo que toca es reforzar un tejido económico y empresarial que salve economía y el empleo. Esto requiere medidas de competitividad y eficiencia, lo que nos lleva obligatoriamente a trabajar por el medioambiente".

La estrategia de Repsol pasa por los nuevos combustibles, nuevos carburantes sintéticos, capturar del CO2 por medios tecnológicos, apostar por las energías renovables, generar electricidad para un tipo de movilidad, el hidrógeno y retirar CO2 a través de soluciones basadas en la naturaleza. Para Repsol, aa respuesta para descarbonizar el planeta ha de ser integral. Esto significa "trasladar a la sociedad la importancia de la transición energética y promover la ciencia, además de generar un debate riguroso", apostilla Calçada.