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Inteligencia Artificial: de las Musas al Teatro

inteligencia artificial

Gran debate y revuelo ha despertado la aprobación, por parte del Parlamento y Consejo de la Unión Europea, del Reglamento de Inteligencia Artificial, base para que cada país miembro articule una legislación sobre el tema. El pasado 9 de diciembre va a quedar en los anales de la historia de Europa como uno de los ejemplos de la constante controversia entre regulación y jurisprudencia como base del ejercicio de los juristas.

No es una novedad este gran litigio teórico en Europa. Las novedades siempre se topan, para bien o para mal, con esa diferencia tradicional del continente versus el Reino Unido y sus antiguas colonias. Difícil tema para el legislador por el desarrollo imparable de la IA. El tema no es nuevo. Ya hablamos de esto cuando se produjo el escándalo ligado al chat GPT.

Es lo que tiene la Inteligencia Artificial: su capacidad para acumular datos está en función de la energía de que pueda disponer. A mayor volumen de datos más posibilidades tiene de afrontar temas nuevos, algo que se sabe desde hace décadas. Sin embargo, la velocidad de crecimiento de sus posibilidades ha transformado el panorama en un tema que, precisamente, es complicado de ralentizar. Y ya se sabe que en estas circunstancias es bueno recordar aquello que ice que “a grandes problemas, grandes soluciones”, y en este sentido entiendo que la UE ha optado por las pequeñas soluciones.

Lo sorprendente de este nerviosismo creado es que no se haya tenido en cuenta sus posibilidades de evolución, un tema del que no se ha dejado de hablar en la última década. La famosa y antigua Ley de Moore ya lo preveía e incluso alertaba de un aumento de la velocidad del cambio en los últimos años, al menos en el plano teórico.  

Este es uno de los temas centrales con los que cerramos el año y hemos abierto este. Son muchas las voces que ya se han alzado para advertir que unas determinadas legislaciones dejarán a muchos países en una situación compleja por sus escasas posibilidades de competir en los mercados mundiales. Como se suele decir cuando hablas de teorías o estudios de esquemas de futuro que una cosa son las musas y otras el teatro, máxime si se tiene en cuenta que lo que es seguro es que nadie va a poder poner puertas al campo. La teoría está muy bien, pero lo que está mejor es la práctica y ya vemos que en España disminuyen aquellos vectores que tienen que ver con la tecnología.

Hay muchas opiniones sobre qué va a destacar este año en materia de Inteligencia Artificial. Como ejemplo he cogido tres empresas del sector que tienen que hacer frente a las demandas que les hagan sus clientes y que aparece en sus respectivas web. Se trata de Panda, Entelgy yTeamweber. Y también me atrevo a recomendar la interesante entrevista que hacemos a Enrique Manso, socio coordinador de IA en EY España.

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