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Anuario 10 aniversario

IGUALDAD. La evolución en materia de género y su impacto en la innovación

Por Teresa San Segundo Manuel, directora del Centro de Estudios de Género de la UNED
Teresa San Segundo UNED

En los últimos años ha cobrado fuerza el concepto de género como construcción cultural y social que establece una serie de mandatos o roles que una sociedad determinada considera apropiados para los hombres o para las mujeres.

Se ha incluido la perspectiva de género en las distintas áreas de la vida. La perspectiva supone una forma de interpretar el mundo, un punto de vista, de modo que, en función de la perspectiva utilizada, se obtendrán distintas representaciones de un mismo objeto. La forma de mirar influye en lo observado. Cuanto más amplia sea la perspectiva tendrá como resultado una visión más rica, más equitativa y más inclusiva. Si aplicamos la perspectiva de género a la educación habrá una mayor equidad entre los sexos y una mayor igualdad dentro de cada uno de los distintos ámbitos académicos: en el alumnado, en el profesorado, en los planes formativos y en los contenidos de las asignaturas.

Sigue habiendo estereotipos que condicionan la elección de carrera y la vida profesional y personal de las mujeres. Tenemos un déficit de mujeres en las áreas STEM (del acrónimo de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en inglés) sin embargo, han realizado importantes contribuciones a la Ciencia. Hay que atraerlas hacia estos campos ya que aportarán otros puntos de vista, si bien hay que precisar que no por el hecho de ser mujer se tiene perspectiva de género ni por el hecho de ser hombre se carece de la misma. Hombres y mujeres hemos recibido una educación machista que va dejándose atrás por ser la igualdad uno de los pilares de nuestro Estado de Derecho.

"Nuestro país no puede permitirse el lujo de derrochar inteligencia, talento y de no contar con las aportaciones de las mujeres"

Necesitamos una fuerte apuesta por la investigación, por la innovación, creando puestos de trabajo atractivos y bien remunerados. Invertir en investigación es invertir en el futuro, hay que hacerlo de forma sostenida en el tiempo, dotando de estabilidad a los proyectos.

Nuestro país no puede permitirse el lujo de derrochar inteligencia, de derrochar talento, de no contar con las aportaciones de las mujeres en puestos de trascendencia y de permitir que generaciones de estudiantes emigren al finalizar sus estudios tras haber invertido nuestro país en su formación. Se van quienes tienen mejor preparación, mayor fuerza y valentía. Es una sangría que hay que cortar. Constituye un drama nacional. Tenemos que evitar que marchen a otros países y fomentar la vuelta de quienes partieron en busca de empresas e instituciones que les acogieron y donde están aportando su saber ¡No podemos perder las contribuciones de las mujeres ni las de generaciones de jóvenes con preparación, con ilusión, con ganas de trabajar y de investigar!

Tenemos una natalidad muy baja y una población envejecida. Para hacer frente a este problema hay que ofrecer a las mujeres puestos de trabajo compatibles con la crianza de los hijos, dar a las madres ayudas que les hagan más llevadera esta etapa y que los hombres asuman la corresponsabilidad en la crianza.

Se han identificado muchos sesgos de género. Según Protágoras, el hombre es la medida de todas las cosas. Ese patrón, teóricamente neutro, solo tenía en cuenta a los varones, excluyendo a las mujeres. Por ejemplo, en medicina los ensayos clínicos hasta la última década del siglo pasado, se hacían exclusivamente con varones sin tener en cuenta los distintos efectos de los tratamientos médicos en función de la diferencia biológica. Asimismo se han estudiado menos las enfermedades que afectan mayoritariamente a las mujeres, excepción hecha de las directamente relacionadas con su sexo.

"La incorporación de las mujeres a determinadas profesiones ha supuesto una auténtica innovación social"

La inclusión de las mujeres en los distintos ámbitos profesionales ha hecho que se aborden nuevas cuestiones. En la planificación urbanística se han detectado zonas solitarias y oscuras en las ciudades donde las mujeres se sienten más vulnerables. Lo mismo ocurre en los aparcamientos subterráneos. Se ha acometido su iluminación y la eliminación, en la medida de lo posible, de las barreras visuales. También se ha avanzado en la mejora de las zonas destinadas a los peatones, a la infancia, a las personas mayores o con discapacidad, a quienes llevan un carrito para que puedan transitar por las aceras.

Se ha tomado conciencia de la violencia de género y se han tomado medidas para atajarla. Se promueve la utilización de un lenguaje inclusivo. Se van incorporado a los programas académicos mujeres que han sido referentes en su materia: artistas, escritoras, filósofas, científicas… muchas de las cuales permanecían ocultas al haberse adjudicado sus trabajos a sus parejas o a los congéneres masculinos con los que trabajaban. Este es el caso de Rosalind Franklin, que fotografió la doble hélice del ADN y ni la mencionaron sus colegas cuando obtuvieron el Premio Nobel basándose en los resultados obtenidos por ella en la fotografía 51 de la que se apropiaron sin que ella lo supiera.

La educación tiene la obligación de promover la innovación. Se ha producido una evolución importante en nuestra sociedad como consecuencia de la incorporación del principio de igualdad entre los sexos y de la perspectiva de género recogidos en nuestra legislación. Esto ha provocado un fuerte impacto en la forma de gestionar y de investigar. La entrada de las mujeres en las distintas profesiones constituye una auténtica revolución, una revolución silenciosa y pacífica que ha traído consigo grandes transformaciones sociales. Tal vez sea la mayor innovación social habida en los últimos años que, a su vez, implica una serie de innovaciones en cascada en los distintos sectores. Tenemos que continuar por este camino, aunando las miradas de hombres y mujeres con el fin de conseguir una sociedad más completa, más justa e innovadora.

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