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Anuario 10 aniversario

Ecospas. Al rescate del pastoreo tradicional para cuidar el medio ambiente

Este proyecto, liderado por el investigador Javier Pérez-Barbería del CSIC, estudia los beneficios para el medio ambiente y la la economía local de esta práctica milenaria
Ecospas Pastoreo Cantabria

Luis José Martín (46 años) saca a pastar a sus cerca de 600 ovejas cada mañana acompañado de siete perros. Sale a primera hora y vuelve hasta que anochece. Y así todos los días del año desde que tiene 17. Un día comenzó a salir equipado con un teléfono móvil que, mediante GPS, le permite trazar y registrar cada ruta que hace con su rebaño, para enviársela a un equipo de
científicos interesados en los beneficios de su oficio para el ecosistema.

Esta información nutre ECOSPAS, un proyecto que analiza los beneficios del pastoreo tradicional, tanto para el medio ambiente como para la economía local. Una iniciativa de dos años liderada por el investigador Javier Pérez-Barbería, del Instituto Mixto de
Investigación en Biodiversidad (IMIB), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación con fondos europeos NextGeneration y que aglutina a 28 investigadores de 18 instituciones nacionales e internacionales.

A lo largo de estos meses, ECOSPAS busca demostrar que el pastoreo tradicional tiene tres beneficios principales: promueve la biodiversidad; tiene una baja huella de carbono; contribuye a la economía rural y mitiga el abandono de los pueblos.

Martín y otra treintena de pastores enviaron durante varios meses las rutas recopiladas en la localidad de Chañe, Segovia, a los investigadores, mediante la aplicación Mapas de España, para que estos pudieran medir la biodiversidad de esas zonas, en plantas y en algunos grupos de insectos. El objetivo de ECOSPAS ahora es replicar esto mismo en Cantabria.

“La hipótesis es que niveles medios o reducidos de pastoreo incrementan la biodiversidad”, asegura el biólogo Pérez-Barbería, y señala que una intensidad muy elevada es perjudicial porque daña a las plantas e incluso puede llegar a erosionar el suelo. Además, sostiene que este tipo de práctica es importante para el bienestar animal.

"No puedes irte de vacaciones, los animales tienen que comer todos los días"

A diferencia de la ganadería intensiva, en la que los animales viven encerrados en una nave, en el pastoreo tradicional los animales están libres y comen hierba o rastrojos. Esto evita que se alimenten de piensos, cuya producción implica una huella de carbono (HC) mayor. La huella de carbono es la eficiencia energética en producir algo; cuanto más eficiente es un sistema de producción menos es la energía que requiere y menor la HC del proceso de producción.

Pérez-Barbería asegura que el pastoreo tradicional ayuda a contrarrestar la despoblación en el país, al crear “economías paralelas”. Por ejemplo, la leche de las ovejas puede ser la materia prima de alguna quesería en el pueblo, lo que permite emplear a más personas, que a su vez consumen otros productos en la localidad, como en la panadería o en la carnicería, detalla el biólogo.

Juan Busqué, investigador del Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA) de Cantabria, que participa en el proyecto, afirma que este permitirá impulsar el turismo local. “En este tipo de ganaderías hay mucho turismo de campo al que le gusta ver la trashumancia con rebaños o si explicas la importancia que tiene la ganadería en mantener esos paisajes sanos [los viajeros] también lo apreciarán y estarán dispuestos a pagar por ello”, asegura. Aunque Pérez-Barbería aclara que no se trata de convertir el pastoreo “en un parque temático”. “El objetivo fundamental es que sea una producción”, señala.

Solución a la España vaciada

El futuro de esta actividad que tiene 8.000 años de historia es “incierto, más bien negro”, según Pérez-Barbería, y “está encaminado a desaparecer”, ya que casi no quedan pastores. “Cada vez hay menos [pastores], la gente se jubila, no hay relevo. Es un trabajo muy duro y a lo mejor la gente joven no ve tantas alternativas”, detalla Martín. La dureza de su oficio se debe, en su opinión, a que tiene que trabajar “todos los días del año”.

“Si te encuentras solo, pues ya sabes que no tienes nadie que te eche una mano. Si caes enfermo es muy difícil que alguien te supla. No puedes irte de vacaciones, los animales tienen que comer todos los días”, relata. En Cantabria no existen rebaños que sean cuidados por un pastor todo el tiempo, de acuerdo con Busqué: “En esta región no hay ningún rebaño que funcione con pastor durante todo su tiempo de pastoreo. Simplemente están en su zona de pastoreo por libre”.

Sin embargo, el papel del pastor es fundamental ya que protege a los rebaños de los ataques de los lobos, evita que el ganado cause daño a las cosechas en zonas agrícolas o que invada las carreteras y cause accidentes, además de dirigirlo para que coma “tanto de lo que es bueno, como de lo que es abundante y menos bueno”, según Busqué, lo que contribuye a reducir la acumulación de biomasa vegetal y así minimizar el riesgo de incendios forestales “catastróficos”. 

"Los pastores no son del sigloXIX, también tienen móviles y tecnología"

En España existen unas 11 escuelas para pastores jóvenes donde “se les está enseñando todo lo que deben aprender, no solo para guiar su rebaño convenientemente, sino también a conocer las plantas, saber cuáles son mejores y saber cómo está relacionado esto con la generación de servicios ecosistémicos, como evitar incendios”, afirma Busqué.

En estos centros también aprenden desde cómo esquilar las ovejas, hasta genética o contabilidad. Para promover el valor de los pastizales sanos y el pastoreo sostenible, las Naciones Unidas declararon 2026 Año Internacional de los Pastizales y los Pastores.

Esta costumbre amigable con el medio ambiente ya se encontraba en peligro hace diez años pero Pérez-Barbería no imaginó entonces que hoy estarían monitorizando ovejas mediante GPS para hacer medible sus beneficios. “No son pastores del siglo XIX, son pastores que tienen también móviles y tecnología. Y de lo que se trata es que sean también lo más modernos y que tengan las mejores condiciones de vida posibles, que no estén atados a su trabajo más que cualquier otra persona”, concluye Busqué.

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