“La transformación digital no es una opción”. Esto dice Álvaro Polo, managing director de Accenture Strategy, cuando habla sobre la necesaria digitalización de las empresas españolas. Para ello, en su compañía apuestan por la Industria X.0, un concepto que da una vuelta de tuerca más a la Industria 4.0, esa que, según él, todavía tiene un trecho por delante antes de asentarse en España. La llegada de la digitalización plena será tan importante que, quien no se adapte, se quedará atrás.
“El cambio va a ser tan grande, y posiblemente tan rápido, que va a afectar a todo. Tecnológicamente será un momento singular donde convergerán varias tecnologías. Es, sin duda, un momento particular en la Historia”, asegura Álvaro Polo, para quien hay que formar a la sociedad para que conozca las tecnologías, que sepan hacer ingenierías sobre estas, pero también que puedan utilizarlas.
“La gente suele preguntar si habrá menos trabajo porque los robots nos suplantarán. No, habrá trabajos distintos. Típicamente, las olas de progreso traen más empleo, siempre y cuando los beneficios reviertan en el consumidor final y en nosotros como empleados de las empresas. Ahora mismo hay una revolución social”.
De ahí la importancia de la Industria X.0 de Accenture. “Nosotros denominamos Industria X.0 a la reinvención digital de la industria para transformar el corazón de las operaciones de las cadenas de valor de nuestros clientes, para cambiar la experiencia del trabajador y para crear nuevos modelos de negocio basados en datos para servitizar todo”, explica Polo. “Es amplio sí, pero queremos perseguir unos objetivos concretos. También decimos que esto no lo hacemos para conseguir mejoras graduales, o una mejora continua, sino para conseguir mejoras relevantes, resultados por diez, como decimos nosotros. Resultados exponenciales, porque cambiamos la manera de hacer las cosas de forma disruptiva”.
A Accenture no le basta con cambiar un pequeño ajuste a un proceso, o a una línea de producción. Hay que modificarlo de forma productiva para conseguir esos resultados exponenciales apalancando el efecto combinatorio de las tecnologías por todos mencionadas: Internet de las Cosas, realidad aumentada, la analítica avanzada, la visión computorizada, entornos CloudKit, el edge, la robótica flexible, la cobótica….
“Al final es un paradigma: lo que voy a tratar de mejorar es el rendimiento, no el capital empleado. Es decir, que las épocas en las que para fabricar productos de bajo coste y largas tiradas, grandes volúmenes, se pone en liza mucho capital empleado –que a veces se infrautiliza– son épocas que probablemente seguiremos viviendo, pero cada vez menos”, asegura.
Por otro lado, Álvaro Polo considera “fundamental” que tanto los consejeros delegados de grandes empresas como los dueños de las pymes necesitan entender qué valor les va a reportar la inversión en la digitalización.
La cuestión es que las grandes empresas ya han comenzado su digitalización; las pymes no. ¿Qué hacer? “Es muy importante –responde– conseguir que no se produzca la brecha digital. Que las tractoras avancen en la digitalización pero que las pymes, que incluso son sus proveedoras, no se queden atrás. Esto debería ser una apuesta de país, de asegurar que no se rompan las cadenas de valor, que haya una continuidad digital”.
“Otra forma es orquestar programas en los que trabajen las tractoras y sus proveedores, las pymes, de manera conjunta, para definir soluciones de digitalización de esa cadena de valor. Por lo tanto, hay probar el valor y, por otra parte, acercar la tecnología o hacer más accesible estas tecnologías a través de programas. Para mí es lo fundamental”, subraya.
Según él, hay empresas que sí lo están haciendo ya, que sí se están digitalizando, por lo que también están capitalizando la digitalización desde antes, consiguiendo una ventaja competitiva respecto del resto de empresas. “Y esto es importante: la cuestión es que tú tienes que decidir cuándo te metes en la digitalización. Si te metes muy tarde…”
En el caso de la industria de España, en general, el problema va por otros derroteros: “No estamos al nivel de producción manufacturera de antes de la crisis. Si queremos que la industria sea un puntal importante en nuestra economía, una capa resiliente a las crisis que nos ayude a capear determinadas situaciones económicas, tenemos que invertir en ella. Por eso decimos que no es una opción”.
Además, sobre la relación con el resto del continente, explica que “Europa está muy decidida a apostar por la industria porque ni tiene materias primas ni tiene grandes compañías tecnológicas, lo que tiene son fábricas. Y estas fábricas producen productos intermedios para la cadena de valor de otros países. Luego la industria en Europa es fundamental, porque además es un refugio”, insiste.
Según Álvaro Polo, nos encontramos posiblemente en los albores de “otra época de incertidumbre, digámoslo así. Debemos seguir con Europa, subirnos al tren y estar en la vanguardia de la industria que quiere Europa. Primero, porque somos parte, y segundo, porque nos viene bien como país”.
El resumen, para él, es que en España, en este momento, “hay que ser más ambiciosos” porque en ello nos va “la vida de nuestro sector industrial”. El futuro, ya será otro tema: “Creo que, siendo realista, hay países que han iniciado ese camino antes que España y que ya, a día de hoy, están dotando presupuestos de innovación mayores que nosotros en términos absolutos y en términos relativos con respecto al PIB. Es esperable que esos países vayan por delante”.
Asimismo, considera que para estar en un posicion de vanguardia o en el pelotón de cabeza “tenemos que ser más ambiciosos y tenemos que darle un impulso a la industria. Aún así, no llegaremos al caso de Alemania, por ejemplo. En España siempre nos han caracterizado como gente creativa, innovadores, y porque lo que nos proponemos hacer lo llevamos a buen término. Apelo a ese carácter”.