Innovadores valencianos que navegan la incertidumbre

Juan F. Calero

Iñaki Berenguer, David Pistoni, Ezequiel Sánchez y Pascual Muñoz han participado en REDIT Summit 2022

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Emprendedor, investigador… y ahora inversor. La carrera de Iñaki Berenguer merece un capítulo aparte. Su iniciativa más reciente es el lanzamiento de LifeX Ventures, un nuevo fondo de inversión que apoya proyectos relacionados con la salud y las tecnologías que luchan contra el cambio climático. Berenguer ha participado junto a otros innovadores de la Comunidad Valenciana en REDIT Summit, el encuentro organizado en la sede de la CEOE por la Red de Institutos Tecnológicos Valencianos.  

Escalada de precios, dudas poscovid, guerra en Ucrania, inestabilidad financiera… ¿cómo surfear la ola de la incertidumbre? “Innovando siempre asumes riesgos. Los emprendedores deben ser ingenuos, ambiciosos y optimistas. Pero deben saber, que, aunque la oportunidad exista, los comienzos son duros, es poco lo que tienes al principio y quizá otro lo esté haciendo mejor que tú en algún lugar del mundo o tal vez el precio propuesto está lejos del que el cliente está dispuesto a pagar… No es tan fácil”.

La llegada al mercado es por tanto una cumbre que no es sencillo conquistar, y ahora menos. “Venimos de tiempos boyantes, con tipos de interés 0 e inversores dispuestos a poner sobre la mesa dinero en tecnologías cuyo funcionamiento solo sería demostrable en el largo plazo”. A juicio de Iñaki Berenguer, 2022, 2023 y 2024 serán años complicados en los que no habrá tantos fondos disponibles para este tipo de propuestas.

Mercados seguros

“Por naif e ingenuos que seamos los emprendedores, conviene ser conscientes de la situación macro económica en la que nos movemos y saber que la financiación no funciona igual que una década atrás. Los emprendedores actuales deben empezar a preocuparse por el crecimiento, pero también por la rentabilidad de sus empresas”.

Para sumar certezas, Berenguer invitaba a poner el foco en sectores que en este momento muestran mayor solidez. La apuesta de LifeX Ventures por áreas concretas no es casual. “En Estados Unidos, un 20 % del empleo está vinculado a la salud, y el cambio climático abarca la práctica total de los sectores, entre ellos movilidad, construcción energía o agricultura”.

Berenguer añadía que apostar por un campo concreto suele tener un efecto multiplicador a medio largo plazo en esa misma área de actividad. “Se trata de emprendedores que se arrancan nuevos proyectos dentro de un terreno que dominan”.

¿Y si, pese a todo, las cosas van mal? “El fracaso, tanto en España como en Estados Unidos, está aceptado. Una empresa puede no funcionar por muchas razones: competidores, tecnologías… si fracasas te darán una segunda oportunidad. Otra cosa es que la caída se deba a razones éticas, mentiras o fraudes”.   

“En innovación es imposible tenerlo todo confirmado antes de ejecutar”

Del emprendimiento universitario a revolucionar el transporte con tecnología hyperloop, Zeleros es un ejemplo de liderazgo tecnológico que, en palabras de su CEO, David Pistoni, quiere ir más lejos, generar ecosistema y crear puestos de trabajo en España. “La propia tecnología que desarrollamos la estamos poniendo al servicio de otros sectores que han madurado antes, como la movilidad eléctrica o la logística”.

Pistoni es muy consciente de los riesgos a los que se enfrentan, es casi una condición inherente de un proyecto tan ‘hardware’ como el suyo. “En innovación, y más si cabe en casos como el nuestro, es imposible tenerlo todo confirmado antes de ejecutar. Nosotros vamos ‘en marcha’, validando procesos, obteniendo financiación y logrando hitos. Tras superar cada tramo, confirmamos avances y definimos nuevos objetivos para recibir apoyo público y privado”.

El CEO de Zeleros atisba diferencias entre la innovación de largo plazo y un modelo al que quizá está más habituado el entorno emprendedor-inversor. “El formato startup digital está mucho más rodado en España y los procedimientos están muy claros. Con el hardware nos tenemos que inventar el camino y cada proyecto es un mundo”, apuntaba.

David Pistoni celebraba que España sea un país líder en infraestructura e innovación ferroviaria, un punto a favor para Zeleros. “Sin embargo, nos faltan pasos para crecer y consolidarnos. Da miedo, porque son tecnologías más caras. Superar el reto que tenemos ante nosotros pasa por combinar incertidumbre, regulación y financiación. A nivel industrial, las nuevas disrupciones de largo recorrido posicionan regiones y países. Si no apuestan por ellas, tendrán que adquirirlas fuera”.

Ante la incertidumbre reinante, en Zeleros han optado por intensificar la diversificación de la empresa, una estrategia que ya estaba en marcha. “Quizá en otro contexto, la diversificación estaría en un segundo plano o la utilizaríamos de manera más oportunista. A día de hoy es una prioridad. Por otro lado, nos estamos adaptando al tipo de inversor y al acceso a la financiación donde existan más y mejores opciones”.

“Las new space somos ágiles ratoncitos entre elefantes”

En una situación muy similar a Zeleros se encuentra PLD Space con sus cohetes reutilizables para el lanzamiento al espacio de pequeños satélites. “Fuimos pioneros de una industria casi inexistente en Europa”, detallaba Ezequiel Sánchez, presidente ejecutivo de la compañía. Hasta el momento, el gran desafío ha tenido que ver con financiar la tecnología que hará realidad el primer cohete de la empresa. 46 millones de euros que han posibilitado además la atracción de talento. “En España también existe la oportunidad de ser disruptivos”, agregaba Sánchez.

Para PLD Space, el riesgo es marca de la casa. “Cuando hacemos pruebas, siempre hay un botón que pulsar por primera vez. Existe una dificultad inherente. Sin embargo, creemos que la tecnología es el menor de los riesgos. Probablemente donde más invertimos es en los test con los que progresamos sobre seguro. Son necesarios coraje, valentía y tener en cuenta otras implicaciones más allá de las financieras”.

“Somos muy cabezones”, añadía el directivo. Con “esfuerzo y determinación” están cambiando las cosas, aunque cada avance sea “más complicado” que el anterior. “Lo decimos con la boca pequeña, pero sentimos que estamos liderando una industria nueva”. Tanto es así, que Ezequiel Sánchez avanzaba que están a las puertas de vivir el primer gran hit de PLD Space. “Tras validarla, pronto veremos en el aire nuestra primera unidad. En esta industria hay una consigna, “if you don’t fly,you lie”. Somos relativamente optimistas”.

Aunque también se consideran una empresa ‘hardware’, Sánchez siente que PLD se parece más a una compañía biotecnológica que a un proyecto industrial. “Tenemos entre manos tecnología que pasamos mucho tiempo desarrollando y que será explotada en el largo plazo, como sucede con una molécula o con un fármaco. Las new space en general abrimos una oportunidad. Somos ágiles ratoncitos entre elefantes. Y con los grandes del sector pretendemos colaborar a todos los niveles”.

Los chips del futuro

Otros mercados, como el de los microchips, están sufriendo una coyuntura de especial dificultad. Catedrático de la UPV, Pascual Muñoz, socio y miembro del consejo de administración de VLC Photonics (adquirida por la japonesa Hitachi en 2020) opina que, al margen de las noticias de alcance que el sector protagoniza en los últimos tiempos, hay muchas buenas noticias por llegar.

“Los chips fotónicos son los chips del futuro. Son claves en el funcionamiento de las redes de Internet, como parte integrante de los grandes enlaces de fibra óptica o de los centros de datos”. Además, empiezan a despuntar en sectores más emergentes como el vehículo autónomo, que necesitará de la tecnología de haces de luz si presente alcanzar ciertas velocidades y tiempos de reacción.

Muñoz admitía que el principal caballo de batalla de VLC Photonics es conseguir fabricar en España y escapar más fácilmente de las eventualidades externas. Con el combustible extra del PERTE del microchip, esperan que vean la luz iniciativas de manufactura en Vigo y Valencia.

La startup tiene un proyecto de fabricación en Barcelona junto al Centro Nacional de Microelectrónica. “Sin la participación del sector público, poner en marcha una de estas fábricas sería inabordable. Hablamos de inversiones de cientos de millones de euros. Creo que podemos lograrlo”, concluía.