En 2010, como spin-off de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), dio sus primeros pasos Bitbrain, que hoy se ha convertido en una referencia global en el desarrollo de neurotecnología para medir e interpretar la actividad cerebral. "En aquel momento teníamos entre manos proyectos pioneros en el mundo: el primer prototipo de un robot teleoperado con el pensamiento u otro de una silla de ruedas que operabas solo con pensar y la empresa fue una salida para tratar de traccionar aquella tecnología y acercarla a la sociedad".
En su charla con María Lacalle en un nuevo episodio de 'Romper el paradigma', María López, una de las fundadoras y actual CEO de Bitbrain, vuelve la vista atrás e identifica un primer error en el germen de la empresa. "Hoy somos una compañía con más de 60 trabajadores en plantilla, pero entonces éramos un equipo con una tecnología que buscaba problemas para solucionar. Tal vez aquella no era la mejor manera de arrancar. Lo ideal hubiera sido partir del problema", reflexiona.
En 2013, en su primer entrevista con Innovaspain, María afirmaba que "estábamos a las puertas de vivir una auténtica revolución en el cuidado de la mente". Hoy, aunque reconoce que se han dado pasos importantes, "no hay una adopción generalizada de pautas o soluciones al menos en España". Por lo tanto, aquellas puertas todavía no se han abierto, o no del todo.
"Europa está a tiempo de ser líder en biotecnología"
La tecnología de Bitbrain, aún no está disponible en dispositivos médicos para usuario final sino que sigue centrada en el ámbito de la investigación. "Este es un camino largo y caro". Su especialidad son biosensores que miden la electricidad que emiten las neuronas al comunicarse. Unas señales que para los investigadores se traducen en información sobre estados de sueño, estados cognitivos o estados emocionales.
Tecnologías como la IA han supuesto una aceleración en la lectura de datos o en la reducción del número de sensores, lo que implica también una reducción de costes que permitirá acelerar el desarrollo y la implementación. "Invertir en una empresa como la nuestra es complejo porque se percibe como una inversión de riesgo muy alto y se necesitan buenos lead investors que de verdad entiendan esta tecnología. En ello estamos y Europa todavía puede liderar el desarrollo de neurotecnología", explica.



