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Un mapa analiza el paso del hombre por la Antártida y sus consecuencias

Antartida
Actividades turísticas en Isla Decepción, Antártida

Por primera vez un mapa completo estudiará la huella que el ser humano ha dejado en su paso por la Antártida y qué consecuencias ambientales podría tener para este continente. Se trata de un trabajo conjunto, a nivel internacional, realizado por investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y el British Antarctic Survey.

Las incursiones del hombre en los ecosistemas hace cada vez más difícil entender los procesos y comportamientos en los seres vivos en su estado más natural, y la Antártida es uno de los últimos espacios colonizados por el ser humano. Por eso se mantiene como uno de los lugares del planeta con unos niveles relativamente bajos de perturbación. Sin embargo, según avanza la tecnología y crece el interés por este continente, también se explora cada vez más, lo que conlleva un impacto ambiental cada vez mayor.

Han sido varias las iniciativas que tratado de poner cifras al impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente, pero ningún trabajo había caracterizado hasta ahora la huella humana en la Antártida al completo. Ése es precisamente el mayor logro de esta iniciativa desarrollada por a URJC y el British Antarctic Survey.

Los investigadores han recogido la información actual de las bases científicas, sitios de visita turística, aeródromos, refugios y otras instalaciones situadas en la Antártida para generar un índice agregado de huella humana utilizando parámetros como la densidad humana y la distancia a vías de comunicación marítima o aérea para todos los lugares libres de hielo del continente.

Hace 116 años Roald Amundsen se convirtió en la primera persona que llegaba al Polo Sur. Sin embargo, tal y como ha explicado el investigador principal de este proyecto, Miguel A. Olalla Tárraga, “desde entonces los impactos no han dejado de crecer. La Antártida representa nada menos que una sexta parte de la superficie del planeta y había sido hasta ahora excluida de los mapas de huella humana debido a las dificultades que conlleva caracterizar las presiones humanas en la zona”.

Por su parte la investigadora Greta Carrete ha destacado que, para realizar el mapa, “nos hemos adaptado a las particularidades del continente Antártico, en el que los 'habitantes' somos científicos o turistas, y las 'poblaciones' se presentan en forma de bases científicas y sitios de visita turística”. Una peculiaridad a la que también se añade la del transporte porque “mientras que en otras partes del mundo la accesibilidad está dominada en primer lugar por la extensa red de carreteras, en la Antártida nos encontramos que los desembarcos costeros son la principal fuente de acceso a muchos territorios de la Península Antártica”.

Tomar medidas

Finalmente, este primer mapa de huella humana en la Antártida permite conocer cómo se distribuye geográficamente la presión antrópica actual sobre el ecosistema, a la vez que permite identificar las zonas más alteradas y qué medidas pueden ser las más eficaces para restringir y gestionar los impactos generados sobre la biodiversidad. De esta forma, tal y como ha señalado Luis Rodríguez Pertierra, primer autor del estudio, “gracias a disponer de esta nueva información podremos reforzar las estrategias de protección de la fauna y flora nativa y ayudar a preservar mejor, entre otras, las colonias de aves marinas del continente”.