Encontramos a Josep Lagares ultimando los detalles de la participación de su empresa, Metalquimia, en IFFA Frankfurt, el evento de referencia para la tecnología del sector cárnico. En 1992, su padre, Narcís Lagares (actual presidente de honor la compañía), presentó en la cita alemana un sistema para esterilizar la superficie del jamón cocido. Esta es solo una muestra del carácter innovador de Metalquimia, cuyos equipos y tecnología de proceso para la elaboración de productos cárnicos y de base proteica están presentes en más de 90 países.
Cincuenta años y tres generaciones después de su fundación, Josep Lagares ha querido “compartir y democratizar” una metodología única en “Time-Out “(Plataforma Editorial) el libro con el que también lanza una suerte de provocador ultimátum. Basta con echar un vistazo al subtítulo: “Creatividad o extinción, es nuestra elección…”
El principio
Cuando en los 90 estalló la Guerra del Golfo, los mercados se paralizaron. Para una empresa eminentemente exportadora, se trataba de una situación límite. “Éramos innovadores, pero dependíamos demasiado de la capacidad creativa de mi padre. Entendimos que Metalquimia necesitaba un método ad hoc”. Lo que empezó como una hoja de Excel y una checklist con los elementos que aportaban valor al cliente, les llevó a multiplicar el éxito: las ideas que llegaban al mercado pasaron del 30 % al 80 %.
Consiguieron predecir el recorrido de las ideas a través del perfeccionamiento de la gestión de la tecnología y la propiedad intelectual o mediante inversiones en prototipadovirtual. “Teníamos una primera variable de la ecuación. Pero llegaron los 2000 y nos dimos cuenta de que una buena idea no garantiza la supervivencia. Había que generar muchas más”, detalla Josep Lagares.
En Metalquimia abrieron las puertas de par en par a la creatividad ‘profesionalizada’: empezaron a identificar retos del mercado y de la sociedad, y a escuchar activamente las propuestas del cliente. A través de distintos talleres, definieron la mejor respuesta ante cada desafío.
CREATIVACIÓN
Sin darse apenas cuenta habían dado forma a un modus operandi muy particular, bautizado como CREATIVACIÓN. “Si no contamos con uno de los dos factores –creatividad e innovación- el resultado es cero”, argumenta Lagares. Desde entonces han recibido interés de parte de empresas del IBEX-35 y la metodología Metalquimia es caso de estudio y análisis en universidades (UPF) y escuelas de negocios (IESE). “Sería muy egoísta quedárnoslo para nosotros solos. Preferimos ser generosos, ya que la CREATIVACIÓN es una herramienta transformadora válida para grandes corporaciones, pymes, ONGs o administraciones públicas”.
En el libro expone cómo auditar con solvencia el nivel de creatividad de la organización, los mejores caminos para captar talento o qué estructuras fomentan el desarrollo de la creatividad y la innovación. “Time-Out” tiene un sentido adicional por el sector en el que se mueve Josep Lagares. Ingeniero Químico por el IQS, el empresario recuerda que vivimos una auténtica “guerra global” por la proteína. “El sector cárnico carga con una gran responsabilidad. En poco tiempo seremos 10.000 millones de personas en el planeta, y los recursos son escasos. Agua potable, terreno cultivable… otros retos son existenciales (cambio climático) y geopolíticos. Las guerras actuales tienen que ver con el dominio de los recursos. Y todo evoluciona de forma exponencial. A toda pastilla”.
En este tablero de juego, Josep Lagares lanza una pregunta: “¿Qué ocurre en los ecosistemas cuando la velocidad de cambio es rápida y también los agotamientos?” La respuesta es dura: “Si las especies son capaces de evolucionar más rápido que esos cambios y adaptarse; sobreviven y evolucionan. Si no, nos extinguiremos. Ahora atravesamos un momento Time-OUT. Se acaba el tiempo, toca actuar. Tenemos poco margen para actuar y una posible solución pasa por socializar las buenas ideas ante los retos exponenciales”.
Pasar a la acción
El presidente de Metalquimia no tira la toalla. Al revés. “No se trata de ser pesimista u optimista, sino activista. Es hora de moverse y comprometerse. Provocar que las cosas ocurran en lugar de seguir esperando”. Lagares nos empuja a ser creativos (el libro incluye en sus anexos un ‘taller’ didáctico). “Todos lo somos. El problema es que desde la Revolución Industrial nos han enseñado a pensar solo con el hemisferio izquierdo, de una manera muy determinada. Tenemos que despertar”.
Josep Lagares insiste: en el seno de las emociones y la creatividad nacen las buenas ideas. Para paliar las carencias “de un sistema educativo inmovilista”, promovió junto a otros empresarios la Fundación para la Creativación, que ya ha impactado en más de 40.000 alumnos y alumnas enCataluña. “Cuando viajas de lo racional a lo creativo ocurre el milagro. La educación tiene una asignatura pendiente: enseñar a resolver retos con soluciones innovadoras. Ponemos la Creativación al alcance de todas las escuelas y asociaciones de padres que quieran”.
La Fundación Josep Carreras, el Fútbol Club Barcelona o algunas ONGs han propuesta retos –los Creativación Challenge- que el alumnado resuelve con la metodología ideada en Metalquimia. Las mejores propuestas son aplicadas por la organización. “Lo más importante es que, cuando lleguen al mercado laboral, estos jóvenes tendrán integrados estos aprendizajes en su ADN. Herramientas para sobrevivir en un futuro complicado”.
Un porvenir incierto, en el que las grandes potencias y la UE están tomando posiciones y adoptando roles, algunos forzados. “El talento, la creatividad, la innovación y el conocimiento no entienden de aranceles. Debemos aprovechar el momento y que la UE impulse políticas de creatividad e innovación con una fuerza nunca vista hasta ahora”.