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Hacia una alimentación inteligente y cada vez más personalizada

Según EATendencias, el estudio elaborado por AZTI dentro del proyecto europeo EIT Food
EATendencias AZTI tendencias alimentación

En 2025 se espera que estén extendidos los kits caseros de prueba de ADN, una apuesta por el bienestar personalizado que tendrá sus aplicaciones directas en dietas y en productos para el cuidado personal.

Menús basadas en estos análisis o snacks enfocados a mejorar un aspecto concreto de la salud son algunos de los ejemplos que se recogen en el informe EATendencias. El estudio forma parte de la iniciativa europea EIT Food, un consorcio enfocado a promover la innovación en el sector alimentario que se enmarca en el programa Horizon 2020 de la Comisión Europea. El nodo sur del proyecto está liderado por AZTI y cuenta con el apoyo del Gobierno Vasco a través del Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras.

El trabajo señala que una de las grandes tendencias es la personalización de la dieta. “El acceso a información y la preocupación por la salud dan como resultado productos que respondan a las necesidades nutricionales específicas de cada persona”, señalan desde AZTI.

"Desde nuestra perspectiva, la nutrición personalizada basada en el ADN es una microtendencia que se mantendrá como un pequeño nicho durante algún tiempo, frente a otros movimientos más generalizados que han llegado para quedarse como son las dietas plant-based o la búsqueda de productos alimenticios menos procesados y más respetuosos con el medioambiente", afirma Nagore Picaza, de AZTI, en declaraciones a Innovaspain.

Alimentación inteligente

Ligado a la conectividad y los datos, también se detecta una tendencia hacia la alimentación inteligente, con aplicaciones que informan sobre la composición de los alimentos y también sobre su huella ambiental. El estudio revela datos muy significativos en este sentido, como que el 39 % de las personas encuestadas desearía un reloj inteligente ecológico que mida su huella de carbono diaria, según Ericson ConsumerLab.

Picaza pone algunos ejemplos en este sentido: aplicaciones que nos informan en el punto de venta sobre la composición nutricional de los productos o sobre su huella ambiental, kits de comida a domicilio según nuestras preferencias y necesidades dietéticas, o frigoríficos inteligentes que hacen pedidos automáticos de productos a medida que se van agotando son algunos ejemplos de manifestaciones de esta tendencia. "¡Dejemos a los robots, algoritmos y big data trabajar para optimizar nuestro tiempo y nos ayuden a consumir de forma más saludable y responsable en cualquier momento y lugar!", añade.

Alimentación ética y transparente

El informe tiene como objetivo detectar las tendencias que están cambiando la manera en que nos alimentamos, de cara a ayudar al sector agroalimentario a afrontar esta transformación e impulsar nuevos proyectos I+D+i que den respuesta a las nuevas demandas del mercado. Para ello, recoge también algunos ejemplos innovadores que marcan hacia dónde pueden ir los productos y servicios alimentarios en los próximos años.

EATendencias detecta nueve fuerzas, relacionadas tanto con la salud y la sostenibilidad como con los aspectos más emocionales de la comida. En primer lugar, avanzamos hacia una alimentación condicionada por valores éticos y de transparencia.

La huella ambiental de los productos, así como su impacto en la economía local, son cada vez más importantes a la hora de tomar decisiones de compra. Tal y como recoge el estudio, más del 70 % de las personas consumidoras con menos de 40 años está dispuesta a pagar más por productos de origen sostenible.

Por otro lado, los hábitos de vida hacen avanzar la idea de la alimentación on the go, con productos rápidos de preparar sin que por ello dejen de ser saludables. En este sentido, algunas empresas están desarrollando kits inspirados en el hazlo tú mismo que incluyen los ingredientes para preparar un plato en pocos minutos.

Finalmente, destaca como tendencia la alimentación ligada al placer, la diversión y la sorpresa. Tal y como recoge el informe, vivimos en la economía de la experiencia, que también se extiende al hábito de comer. Como ejemplos inspiradores, EATendencias incluye unas patatas fritas que evocan el ambiente de las calles londinenses, o un restaurante que proporciona experiencias submarinas.