La Fundación Ramón Areces reunió la semana pasada a los premios Nobel de Física Geoffrey Hinton (2024) y Serge Haroche (2012), y a la experta en criptografía María Isabel González Vasco para analizar ‘Nuestro futuro con la Inteligencia Artificial (IA)’. Lo ha hecho en una nueva edición del evento ‘Nobel Prize Conversations’, organizado con Nobel Prize Outreach, moderado por su asesor científico Adam Smith.
Durante el encuentro, Serge Haroche afirmó que “la IA nunca va a poder sustituir a la creatividad humana”. A su juicio, ni siquiera es posible que llegue a cumplir tareas como traducir una novela completa de forma correcta. “La creatividad tiene una dimensión sociológica y hay que tener en cuenta muchos aspectos, como el contexto, los chistes de cada idioma…”
“La IA será fantástica para ampliar nuestros conocimientos y crear más herramientas. Abrirá la imaginación a nuevas posibilidades. Pero eso no significa que no pueda ser peligrosa”, añadía el pionero de la física cuántica experimental. Haroche se refería, por ejemplo, a los sistemas de traducción automática, algo que considera puede servirnos para “tener más empatía con otras personas con las que vamos a poder comunicarnos”. Pero ha vuelto a recordar que “nuestra inteligencia y nuestro cerebro son el resultado de la evolución” y que “la vida real siempre va a tener ventaja sobre los entornos artificiales”.
La innegociable relación profesor-alumno
Serge Haroche destacaba también los beneficios que la IA puede traernos en el campo de la educación, aunque ha pedido mayor status para los profesores y que nunca se pierda esa relación imprescindible entre el profesor y el alumno. Tampoco ha obviado otro tema recurrente al hablar de IA, sobre su afectación al empleo. “Muchos trabajos se perderán y será necesaria una mayor flexibilidad para adaptarse a las nuevas necesidades”.
Opina que la sociedad debe responder a los desafíos de la IA, para lo que ha reclamado regulación. “Europa ha de ser uno de los líderes de esta revolución científica e industrial, aunque es cierto que está muy fracturada en estos momentos”, añadía. Sobre los esperados ordenadores cuánticos, ha reconocido que, después de tantas promesas sobre su llegada inminente, ahora se ven como algo “inalcanzable, aunque eso no significa que no hagamos avances con simulaciones cuánticas.”
“La IA quiere entender muchas más cosas de las que ya conoce”
Por su parte, Geoffrey Hinton, considerado padrino de la IA, reconocía que esta tecnología “lo va a cambiar todo” y -en contra de la opinión de Haroche- admitía que sí ve bastante creatividad en sus herramientas. “La IA es creativa en términos de creatividad profunda. Ya resuelve problemas matemáticos difíciles. ¿La IA entiende realmente lo que le dices y lo que ella te dice? Creo que sí. Recordemos, por ejemplo, que la IA tuvo una idea en aprendizaje automático, redactó un ‘paper’ sobre ese tema, lo presentó a una revista, fue validado y también aprobado como si viniera de un investigador”. Asimismo, ponía el ejemplo del ajedrez, donde la IA ha desarrollado estrategias -como el avance de los peones laterales- que han copiado después los grandes maestros de este juego.
“ChatGPT4 empieza a entender nuevas cosas. Ya es moderadamente creativa y lo va a ser mucho más. Nuestro cerebro incluye 100 trillones de conexiones frente a la IA que, tiene muchas menos, pero, en cambio, sí acumula mucho más conocimiento que nosotros”, aseguraba Hinton vía online desde Toronto. “En matemáticas, la IA ya propone nuevas formas de investigar y luego plantea posibles soluciones, por lo que también demuestra curiosidad. La IA quiere entender muchas más cosas de las que ya conoce”, ha asegurado.
“La IA general no se está desarrollando para el beneficio de la humanidad. La sociedad debe reaccionar”
Sobre la llegada o no de la IA general o superinteligencia, el premio Nobel de Física 2024 destacaba los avances que se están produciendo y auguraba que llegará entre los próximos 5 y 20 años. “Me preocupa la IA general porque la están desarrollando las grandes compañías tecnológicas, que compiten por ganar más dinero. No se está desarrollando para el beneficio de la humanidad. Eso es un problema. Puede haber personas que quieran utilizar estas herramientas para conseguir más poder… “La sociedad debe reaccionar ante la IA como lo hizo tras la II Guerra Mundial contra las armas nucleares o más recientemente contra el cambio climático. Necesitamos que la gente presione a los políticos para que regule la IA”.
Geoffrey Hinton lanzó otra advertencia al respecto. “Antes de desarrollar la superinteligencia, deberíamos regular cómo será su uso. A largo plazo, la IA podrá desarrollar dispositivos más eficientes que nosotros. Pero también podremos darle instintos muy fuertes para que le importemos nosotros más que el interés que pueda tener en sí misma. ¿Por qué no ha de ser posible eso? Deberíamos intentar hacerlo”,
Preguntado sobre si los humanos siempre tendremos el control sobre esta tecnología, Hilton mostró sus dudas. “Llegará el momento en el que no podremos desenchufar las máquinas: una máquina que sea más lista que tú te podrá convencer de que es muy mala idea desenchufarla”.
“La IA sabrá mejor que el médico cuándo dar de alta a un paciente”
Hilton sí transmitió su eseperanza con los avances que puede producir la IA en los campos de la sanidad y la educación. “En 5 y 10 años veremos cosas espectaculares. Por ejemplo, para saber cuándo hay que dar de alta a un paciente, algo que la IA sabe hacer mejor que el médico. Si con la IA un médico puede ser 10 veces más eficiente, todos tendríamos 10 veces mejor atención por el mismo coste”.
Y en educación, “un colegio ha descubierto que puede usar la IA para dar clases particulares y enseñar a los pequeños de forma personalizada durante dos horas las cosas que tienen que saber y después dedicar otras cuatro horas a interactuar con los profesores en proyectos”.
Sobre su influencia en el empleo, Hinton reconoció que en distintas áreas se perderán muchos puestos de trabajo. “Ese aumento de la productividad por la IA y que todo el beneficio se quede en unos pocos bolsillos puede ser responsabilidad de los políticos”.
En su día a día, el Premio Nobel de Física 2024 explicó que usa la IA y en concreto ChatGPT4 para que le ayude a cosas cotidianas como nuevas funciones excel o a hacer un vídeo. “Lo que le preguntaba antes a mis alumnos se lo pregunto ahora a esta herramienta”.
“Es sorprendente lo rápido que aprende la IA”
María Isabel González Vasco, experta en criptografía, también dialogó con Serge Haroche y Geoffrey Hinton sobre cómo será ese futuro con la IA. “Como criptógrafa, siempre me planteo el peor escenario posible para considerar los peligros de las tecnologías”, admitía. “La IA no es capaz de resolver todavía los retos de la criptografía, todavía le falta esa creatividad, afortunadamente, pero hay que reconocer que está evolucionando muy rápido. En los problemas que planteamos a nuestros estudiantes, vemos que la IA empieza a poder contestarlos. Es sorprendente lo rápido que llega a aprender”.
Sobre lo declarado por Haroche y Hinton respecto al rechazo social a las armas nucleares tras la II Guerra Mundial, González Vasco se mostró más escéptica. “Ahora no está tan claro que seamos conscientes del poder y de los riesgos que entraña la IA”. Y ponía como ejemplo el hecho de que “jóvenes bien preparados y cultos no tengan ningún reparo en introducir en estos sistemas y aplicaciones de IA todo su currículum, su historial médico…”
En cuanto a las consecuencias de este amplio dominio de la IA en nuestras vidas, González Vasco lanzaba otra advertencia. “Todo el mundo se da cuenta y es consciente de que en sentido cognitivo no estamos mejorando. Somos menos capaces de hacer ciertas cosas. No memorizamos ni aprendemos idiomas como hacíamos hace 20 años. La capacidad de escribir textos largos también la estamos perdiendo.”
A la hora de hablar de los beneficios de estas herramientas de IA, la experta en criptografía ha admitido que, en el ámbito educativo, “la IA nos va a ayudar a lograr más igualdad en el acceso a la educación porque cualquier niño del mundo podrá acceder a un sistema educativo y por muy poco dinero”.
Respecto a la pérdida de empleos que puede acarrear la expansión de esta tecnología en diferentes sectores, González Vasco confía en que “las máquinas asuman las tareas que hacemos automáticas y nos quedemos con aquello que de verdad nos produce mayor satisfacción, como puede ser en mi caso el rato con los alumnos”.