El pasado fin de semana se celebró el Día Internacional de los Buitres, una efeméride que han querido recordar desde Fundación Biodiversidad, ya que estos animales cumplen, según la institución, “una función ecológica esencial”. De hecho, para protegerlos y aumentar su conservación, colaboran en varios proyectos que sitúan a España como un paraíso de la biodiversidad para buitres.
“Los buitres actúan como barreras naturales frente a la propagación de enfermedades, ya que, al alimentarse de carroña y carne de animales en descomposición, limpian el medio natural, evitando posibles focos de infección”, explican desde la Fundación. Con ello, lo que consiguen es evitar que los patógenos puedan extenderse entre otros animales, además de impedir que el ser humano se pueda contagiar.
Y no solo eso: “Contribuyen a reducir los gases de efecto invernadero y generan ahorro económico, ya que evitan la retirada de los cadáveres del ganado en el medio rural para su posterior tratamiento en plantas industriales”, agregan. De este modo, cualquiera podría pensar que estarían protegidas de algún modo en Europa. Nada más lejos de la realidad: siguen enfrentándose a amenazas que comprometen su supervivencia a nivel global.
Por ejemplo, entre los principales ejemplos que citan cabe destacar las colisiones con tendidos eléctricos y otras infraestructuras, la degradación de sus hábitats, el envenenamiento con cebos o la limitación de alimento por la estabulación de gran parte del ganado. “Por todo ello, se hace necesaria la implementación de medidas que ayuden a mitigar estos peligros y faciliten la recuperación de las especies y sus poblaciones”.
La importancia del buitre en España
Desde la Fundación Biodiversidad recuerdan que este paraíso sostenible para el buitre se ha conseguido tras años de medidas: todo empezó con el Real Decreto 1632/2011, una ley que facilitaba el alimento –subproductos animales que no van para humanos– a especies como los buitres. Sobre la alimentación, también señalan que en 2018 y 2019 14 comunidades autónomas delimitaron zonas de protección –61,2% de la superficie peninsular– para dar de comer a aves necrófagas, con un total de 251 comederos. Del mismo modo, 15.702 explotaciones ganaderas extensivas se ofrecieron a que sus reses muertas pudieran alimentar a los buitres.
Estas medidas hicieron que España, actualmente, albergue hasta el 90% de las poblaciones comunitarias de estas rapaces, incluyendo el 94% de los buitres leonados, el 82% de los alimoches comunes, el 98% de los buitres negros y el 66% de los quebrantahuesos. En definitiva, que se haya convertido “en uno de los grandes reductos de buitres a nivel europeo”, sino el más grande.
Por otro lado, desde la misma administración se preocupan por el censo de buitres en España ya que en su Libro Rojo de las Aves de España detallan en qué situación se encuentra cada una de las especies. Por ejemplo, el buitre negro era “vulnerable” hasta hace pocos años, pero actualmente está “casi amenazado”, gracias al incremento en un 38% de la población reproductora entre 2006 y 2017.
“El alimoche común y el quebrantahuesos también están experimentando una recuperación en sus poblaciones españolas gracias a los programas de seguimiento y conservación que se han desarrollado en los últimos años, y en ambos casos han pasado de ser considerados “en peligro de extinción”, recogen desde la Fundación Biodiversidad.
Principal proyecto
El principal proyecto de conservación de buitres que ahora tiene entre manos la Fundación es BioTramuntana, un proyecto de bioeconomía que prevé el impulsar la utilización y la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad de las fincas de montaña y los municipios del norte de la Sierra de Tramuntana.
Todo ello, “desarrollando herramientas, infraestructuras e interrelaciones que generen un impacto ambiental y social transformador, fomentando la participación de los propietarios, gestores y de la ciudadanía en todos los niveles de actuación para la conservación y recuperación de la biodiversidad”, indican desde la misma Fundación.
“De esta manera se impulsará la bioeconomía de la región creando alianzas locales, fortaleciendo la red de custodia, evitando pérdidas de hábitats y biodiversidad, creando infraestructura verde para la biodiversidad, mejorando la calidad del suelo y el agua, fomentando el consumo de proximidad y realizando actuaciones de divulgación y sensibilización del patrimonio natural y cultural de la región”.
Asimismo, indican que este proyecto –que cuenta con una emisión en directo del día a día de una pareja de buitre negro– se encuentra entre los más de 20 con los que colabora la Fundación Biodiversidad, todas ellas iniciativas que han permitido a los buitres restaurar sus hábitats y mejorar las condiciones ambientales que favorecen su recuperación.