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Herramientas para fomentar las vocaciones STEAM en las zonas rurales

BQ y MacMillan ponen en marcha el proyecto bMaker
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BQ Educación y Macmillan Education han puesto su foco en lo que ambos consideran una “necesidad acuciante”: fomentar las vocaciones científico-técnicas entre las jóvenes que residen en zonas rurales. Para ello han lanzado bMaker, una estrategia articulada en torno dos proyectos.

El primero es bMaker School; una solución interactiva para el aula con contenidos digitales, material tecnológico y soporte para el profesorado. Según Lucía Alba, responsable de la solución en BQ Educación, “permite a los centros implementar el pensamiento computacional, el STEAM o las competencias digitales con una plataforma participativa”. El segundo es bMaker Academy; una oferta de extraescolares tecnológicas, disponible en modalidad presencial y online.

En ambos casos – como señala Alba – “la metodología se basa en el aprendizaje cooperativo por proyectos, el design thinking y la gamificación, buscando que de forma contextualizada, auto-motivada y significativa, los niños y niñas pasen de usuarios a creadores de tecnología y desarrollen toda una serie de hard y soft skills que les van a servir en cualquier ámbito de la vida”.

“Los estereotipos de género, la escasa visibilidad de referentes y la ausencia de formación específica se agravan en la España vaciada”

En un contexto en el que la bajada de la natalidad dificultará aún más el mantenimiento de una educación presencial de calidad en los entornos rurales, pero en el que, según previsiones de la OCDE, la demanda de trabajadores  altamente cualificados crecerá un 25 %, “urge la implementación de políticas, proyectos y estrategias “para formar en igualdad a los niños y niñas de toda España”, asegura la responsable de BQ Education. 

Para ello, Alba apunta la necesidad de trabajar en dos ámbitos de actuación: facilitar el acceso a los niños y niñas de las zonas rurales a una formación STEAM adaptada a su realidad sociodemogeográfica y abordar los tres factores que siguen frenando a las niñas a la hora de interesarse por la tecnología: los mensajes que reciben de la sociedad, los estereotipos de género y la falta de referentes femeninos en el sector tecnológico.

Una realidad educativa compleja y una necesidad urgente

En el entorno rural se acentúan algunos de los principales factores que frenan a las niñas a la hora de perseguir vocaciones STEAM, como los estereotipos de género (muy marcados aún según recoge el “Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural” de 2021) o la falta de referentes femeninos en las profesiones científico-técnicas, que se agrava porque las niñas tienen menos oportunidades para descubrir, por contacto directo o a través de espacios divulgativos,  el impacto que las mujeres han tenido históricamente en la ciencia y la tecnología”. “Un escenario en el que concurre, además, la dificultad que tienen los niños y niñas de estas zonas para acceder a oportunidades formativas STEAM”, añade Lucía Alba.

Aunque la portavoz de BQ  Educación señala iniciativas “interesantes” como el Laboratorio Steam en el aula rural del Gobierno de Canarias, la red de centros Guadalinfo, o la Alianza STEAM por el talento femenino del Ministerio de Educación, considera que “desde las instituciones públicas y las entidades privadas deberíamos  trabajar en esa doble brecha mediante campañas para romper con los estereotipos de género; revisar periódicamente planes de estudio, libros de texto o programas de formación docente para garantizar que no se perpetúen los estereotipos de género y exista una educación inclusiva; crear programas de aprendizaje, redes, becas, etc.”.

“Hemos constatado que  cuando las niñas empiezan a trabajar la tecnología a través de metodologías activas en las que ellas son las protagonistas, empiezan a cuestionar ese mensaje autolimitante de que la tecnología no es para ellas, empiezan a pensar que ellas también pueden. A veces se topan con el escepticismo de su entorno, los estereotipos o la incomprensión y por eso es también de vital importancia  el papel de  la  familia para  educar en igualdad”, concluye Alba.

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