Investigadores de Argentina y varios países ubicaron en el árbol de la vida a un curioso mamífero con rasgos de camello, caballo, rinoceronte y tapir. Sus restos habían sido hallados por Charles Darwin en 1834.
Bautizado macrauquenia o Macrauchenia patachonica, el naturalista inglés lo definió como un “notable cuadrúpedo”. “Pertenece a la misma división o grupo de los paquidermos junto con el rinoceronte, el tapir y el Palæotherium [antepasados de los actuales caballos], pero en la estructura de los huesos de su largo cuello ofrece una evidente relación con el camello, o más bien con el guanaco y llama”, escribió en sus diarios.
Ahora, científicos del CONICET y de otras instituciones de Argentina han participado de un estudio internacional que ha logrado extraer por primera vez el ADN de la macrauquenia, definiendo su grado de parentesco con mamíferos actuales.
Se trata del último representante del linaje de los Litopterna, un grupo que se desarrolló en América del Sur y la Antártida durante casi 65 millones de años y se extinguió hace aproximadamente 10 mil años sin dejar descendientes vivos.
En el árbol evolutivo
“Logramos extraer el genoma (ADN) mitocondrial prácticamente completo de restos fósiles de estos imponentes animales, de los que desconocíamos las relaciones de parentesco respecto de los mamíferos vivientes”, señala a la Agencia CyTA-Leloir el doctor Javier Gelfo, investigador del CONICET en la División de Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “Es la primera vez que se consigue algo así, ya que la obtención de ADN antiguo es compleja por el alto grado de contaminación de las muestras”, añadió.
Mediante nuevas técnicas de secuenciación y mapeo genético, los científicos revelaron que los Litopterna –grupo al que pertenece Macrauchenia– están hermanados con los perisodáctilos: un grupo de mamíferos que tienen dedos impares y pezuñas, como los caballos, tapires y rinocerontes.
“Estos grupos compartirían un ancestro común hace aproximadamente 66 millones de años”, destaca Gelfo. Y agrega que el hallazgo permitió encontrar el lugar de macrauquenia dentro del árbol evolutivo.