La idea de ‘artículo de segunda mano’ viene de lejos con el trueque o intercambio de unos bienes por otros. Ya en los siglos XIX o XX fue el gran boom, que se inició ligado a la donación por caridad de ropa usada para ayudar en periodos de guerra. En 1978, se funda www.segundamano.es, hoy Vibbo, primer sitio web de anuncios clasificados en España.
Actualmente, la forma de consumir segunda mano es bien distinta, y algunas de estas diferencias clave las han desvelado Wallapop y la escuela de negocios digital ISDI en la presentación de los resultados de la quinta edición de su estudio conjunto ‘La Red del Cambio’, que tiene como objetivo “conocer el valor tangible que la economía de segunda mano aporta a los hogares españoles”, tanto para venta online como en tienda física.
“Hemos querido entender muy bien cuáles eran las motivaciones de los consumidores a la hora de adoptar este tipo de consumo responsable y sostenible, y cómo éste se ha ido consolidando en los últimos cuatro o cinco años como una práctica cada vez más habitual. Además, en esta edición en concreto hemos querido centrar el estudio en el impacto económico que genera la segunda mano”, explicó Pol Fàbrega, responsable de sostenibilidad en Wallapop.
Una persona genera anualmente 1.112 euros de media con la compra y venta de productos reutilizados
Como grandes datos a rescatar de esta encuesta, -realizada por Dynamica Research & Strategy, entre el 10 y el 18 de febrero de este año, sobre una muestra representativa de la población española de más de 1.000 personas de entre 18 y 83 años, y con una confianza en los resultados del 95%-, se desvela que una persona genera anualmente un importe adicional medio de 1.112 euros con la compra y venta de productos reutilizados, y que las que realizan estas operaciones mensualmente en plataformas relacionadas consiguen hasta 737 euros más, lo que significa un importe total de 1.849 euros anuales.
Considerando un salario básico español de 20.767 euros y los gastos medios por persona al mes, estas ganancias adicionales equivalen a una paga extra, a “15 meses de la factura de la luz, un año y medio de la factura del teléfono o internet, 10 meses de gasto en gasolina o transporte, o a tres de la cesta de la compra de una familia”, según resaltaban en la exposición pública de los resultados que tuvo lugar ayer jueves 24.
“Esta investigación nos ha permitido cuantificar el impacto real de la economía circular en el bolsillo de los ciudadanos, confirmando que la segunda mano es una parte integral de la estrategia económica de muchas familias españolas”, afirmó Jesús Tapia, director de Impact Accelerator en ISDI.
Si damos otra escalada a esos datos y los analizamos desde una perspectiva macroeconómica, el hogar tipo español compra y vende productos reutilizados en plataformas por valor anual de 13 mil millones de euros, el equivalente al 0,86% del PIB nacional. En este ejercicio de (re)dimensionar los números, esta cifra se acerca también a los 15.000 millones de euros que dejan las actividades artísticas cada año o a los 18.000 millones que generan por ejercicio los suministros energéticos. Beneficios que, como subrayaban, constituyen un dinamizador de la economía desde abajo, pues no suponen como tal una ganancia patrimonial para las familias, sino que tienen un impacto positivo directo sobre su economía doméstica.
¿Una paga extra o un consumo responsable con el mundo?
La venta o adquisición de productos de segunda mano se plantea como una estrategia de planificación financiera a la par que como una apuesta por un modelo de consumo sostenible, más responsable, circular, resiliente y accesible. Así, frente a un contexto económico incierto y una economía que crece, pero no al mismo ritmo del nivel adquisitivo del ciudadano, el estudio revela que se ha descubierto el perfil de lo que llaman un “consumidor sofisticado que se sirve de distintas herramientas y recursos financieros para revitalizar su economía”.
Un perfil de consumidor, sofisticado o no, que tiene una media de edad de 47 años, del que 6 de cada 10 son mujeres, y 4 de cada 10 viven en familia o pareja. Respecto al para qué o cómo invierten estos nuevos recursos provenientes de la venta o consumo de artículos usados, la investigación desvela que son un elemento facilitador para mantener el estilo de vida, el 71% los usa para afrontar gastos extras, como actividades de ocio, viajar o comprar caprichos o regalos; mientras que el 31% lo hace directamente para abultar el colchón de ahorros y el 14% para llegar a fin de mes.
Cuando irrumpió Wallapop en España, el mercado de segunda mano era de nicho y muy asociado a la necesidad económica. Hoy cuenta con más de 19 millones de usuarios, casi la mitad de la población del país, convirtiéndose en un claro espejo de tendencias que, en caso de la segunda mano, son ya “una transversal que transciende edades y generaciones, condiciones socioeconómicas, edad o sexo”, detalló Pol Fàbrega.
Una curva que se va reafirmando con los nuevos resultados que arroja cada año esta ‘Red del cambio’, pues el año pasado afirmaba que el 94% de las personas consideraba la reutilización ante cualquier decisión de compra, y esta cifra sigue (si se puede) in crecendo. Con productos de jardín y hogar, electrónica o libros en el top del ranking de transacciones, hoy la segunda mano es más que un mercado en ciernes, más bien es un referente para encontrar productos descatalogados, de colección o más accesibles económicamente.
El 65% de los encuestados compra de manera habitual productos reutilizados
El 65% de los encuestados compra de manera habitual a lo largo del año productos reutilizados, el 80% revisa al menos una vez al año lo que no usa para ver qué puede vender, pero lo relevante quizás se sitúa en que el 47% lo hace por motivaciones no económicas, el 56% por razones asociadas a la sostenibilidad y para el 80% influye en su decisión de compra que el producto sea de origen sostenible.
Sin mirar muy lejos, la reutilización se suma al reciclaje y al ahorro para pensar en el tipo de futuro que queremos para nuestro planeta, de formas de consumo conscientes y responsables con los recursos disponibles. En cinco años, el 92% de las personas consultadas reflexionará más en si necesita un producto antes de comprarlo y 9 de cada 10 comprará al menos tantos productos reacondicionados como nuevos. El cambio dejó de serlo, es ya realidad.