Los residuos sólidos urbanos son una de las mayores oportunidades perdidas del continente. En 2020, cada europeo generó per cápita más de media tonelada de basura, pero menos de la mitad acabó reciclándose. En ese contexto nace Redol, un proyecto europeo que busca convertir las ciudades en centros de circularidad donde los residuos se transformen en recursos y la gestión urbana se vincule directamente con la industria.
Coordinado por el centro tecnológico Circe, el proyecto se desarrolla principalmente en Zaragoza, que aspira a convertirse en la primera gran ciudad española con estrategia de residuo cero para 2040. La iniciativa, financiada por la Unión Europea a través del programa Horizon Europe, reúne a 35 socios de 12 países que trabajan en rediseñar las cadenas de valor de los residuos urbanos: envases, plásticos, escombros, textiles y aparatos eléctricos y electrónicos.
El propósito es doble: reducir drásticamente el volumen de desechos que termina en vertederos y reintroducir materiales recuperados en nuevos procesos industriales. Para ello, Redol combina tecnologías avanzadas de clasificación, modelos de negocio circulares y plataformas digitales que permiten optimizar las rutas y la trazabilidad de los residuos. Se trata de un enfoque integral que une política, innovación y participación ciudadana.
Inteligencia artificial para una nueva economía
«En Circe hemos desarrollado un sistema de separación de residuos entrenado con técnicas avanzadas de inteligencia artificial que nos permite clasificar y separar los materiales según sus propiedades», explica Jorge Arroyo, responsable del área de Descarbonización de procesos industriales de Circe. «Esto permite mejorar procesos como la separación, el reciclado o el control de calidad. Nuestro objetivo es ayudar a las empresas ofreciendo una herramienta que les permite automatizar la clasificación de forma inteligente».
Según Arroyo, esta tecnología reduce los errores y aumenta la eficiencia sin necesidad de modificar las instalaciones. «Ya la estamos aplicando en el sector de los residuos urbanos dentro del proyecto europeo Redol, pero también se puede adaptar a otros ámbitos como el textil, la construcción o la minería, donde la clasificación de materiales sigue siendo un reto».
Por otro lado, la simbiosis industrial-urbana (I-US) es el núcleo del proyecto: conectar flujos de residuos y recursos entre empresas y municipios para cerrar el ciclo productivo. En la práctica, significa que un residuo de una fábrica puede convertirse en materia prima para otra, generando valor económico y reduciendo emisiones. Redol pretende así demostrar que la economía circular no es solo una aspiración ecológica, sino un motor de competitividad regional.
El impacto previsto da una idea de su alcance: la reutilización anual de más de 144.000 toneladas de residuos, la reducción de 280.000 toneladas de CO2 y un ahorro estimado de 14.000 millones de euros en costes asociados al vertido y al uso de materias primas vírgenes. A ello se suma un objetivo más intangible, pero igual de decisivo: cambiar la percepción social del residuo y fomentar la participación activa de los ciudadanos en la separación y el reciclaje.
El propósito final es su réplica en otras regiones europeas, generando un modelo exportable que impulse los denominados Hubs for Circularity. Redol no se limita, por tanto, a implantar nuevas tecnologías: busca establecer un marco operativo, económico y cultural que permita a Europa avanzar hacia un futuro donde el residuo deje de ser un problema y pase a ser un recurso estratégico.


