Viveros Villanueva Vides lidera un proyecto, en colaboración de la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV), que pretende mejorar sus cepas de vid y adaptarlas al cambio climático. Se llama Biovid, y ha nacido, en palabras de la propia compañía, para encontrar «la excelencia de las variedades principales que pueblan las tierras de España». Esto es, buscar una variabilidad genética en más de 1.000 biotipos de 30 variedades de vid.
Para ello, la compañía contará con la colaboración de bodegas y viticultores, si bien la selección y multiplicación de los nuevos biotipos se implantará en los campos madre de Viveros Villanueva Vidas para realizar en los próximos años un análisis exhaustivo de su genética y comportamiento agronómico y de esta forma obtener selecciones clonales.
«Es y será un proyecto abierto y de servicio al sector vitivinícola, al que podrán sumarse al estudio nuevos biotipos, un camino propio como empresa viverística que pretende contribuir al enorme trabajo ya realizado anteriormente en España por técnicos y organismos oficiales», apuntan desde la compañía.
Biovid durará unos 36 meses, nada comparado con, como indican desde Viveros, el trabajo de bodegueros desde tiempos ancestrales. «Las variedades de vinífera han evolucionado, mutando, cruzándose, multiplicándose por miles, y han recorrido de nuestra mano caminos insospechados para llegar a todos los confines y encontrar su lugar, ese terruño en el que cada uva expresa lo mejor de sí».
Un banco de germoplasma
Biovid seguirá tres pasos para llevar a cabo el proyecto. En primer lugar, desarrollarán un protocolo de prospección y selección de biotipos de 30 de las principales variedades de la viticultura española. «En este afán —explican— se establecerán pautas de prospección específicas para cada una de las variedades elegidas, que se utilizarán para hacer seguimiento de los biotipos prospectados a lo largo del ciclo vital en los tres años de duración del proyecto. La información obtenida será utilizada para la preselección del material vegetal.
En segundo lugar, realizarán un análisis sanitario y genético, pues los 1.000 biotipos preseleccionados de todas las parcelas visitadas tendrán que analizarse sanitariamente para comprobar que están libres de virosis y escudriñados genéticamente por microsatélites para verificar su identidad varietal.
Concretamente, «un grupo de biotipos de la variedad tempranillo (con origen en La Rioja, Castilla y León y Portugal) serán sometidos a secuenciación masiva de su genoma para detectar variaciones genéticas (SNPs, inserciones y deleciones) que puedan dar idea del componente genético de sus caracteres adaptativos, y así diseñar marcadores moleculares específicos tales de cada biotipo», subrayan desde la compañía.
Y, ya por último, desde Biovid crearán un banco de germoplasma, un campo madre para establecer los biotipos seleccionados tras el proceso de cribado. Así, de cada biotipo seleccionado se guardará el material vegetal para crear una plantación a modo de reservorio genético y de parcela experimental, con el fin de poder comparar el potencial vitivinícola de cada biotipo.
«Esta parcela será la base para la obtención definitiva de una nueva gama de clones certificados exclusivos de Viveros Villanueva que se pondrá a disposición del sector», anuncian.