El centro valenciano Ainia lleva meses trabajando en una iniciativa con la que pretenden estudiar la llamada disbiosis intestinal. Se trata de Disbiosis, un proyecto homónimo en el que están desarrollando modelos experimentales que simulan esta alteración —relacionada con enfermedades digestivas, metabólicas y mentales— para lograr mejorarla.
Blanca Viadel, trabaja en Estudios Preclínicos In Vitro de Ainia, y cuenta que la disbiosis intestinal es un desequilibrio en la microbiota que afecta tanto a la salud metabólica como a la mental, y que representa un desafío creciente para la investigación biomédica y el desarrollo de nuevos productos. «El proyecto Disbiosis surge como una solución innovadora para diseñar herramientas in vitro avanzadas que permitan a las empresas crear productos efectivos y validados científicamente. Estamos desarrollando distintos modelos de fermentación colónica a distintas escalas junto con sistemas organ-on-chip», explica.
Según ella, dichos modelos simulan la microbiota y la mucosa intestinal y están validados con compuestos bioactivos procedentes de empresas colaboradoras. «Además, investigamos la relación entre la disbiosis intestinal y la salud cognitiva, creando modelos experimentales que reproducen el eje intestino-microbiota-cerebro, y permiten identificar biomarcadores clave».
Por otro lado, también están trabajando en el desarrollo de nuevos protocolos para conservación de la microbiota intestinal, para su uso por vía oral en el trasplante de microbiota fecal. Apunta: «Con Disbiosis, Ainia impulsa la innovación en salud intestinal y ofrece al sector nutricéutico, alimentario y farmacéutico herramientas prácticas para desarrollar productos validados, competitivos y orientados al bienestar».
Principales soluciones
Cabe destacar que se ha demostrado que la disbiosis intestinal está implicada en enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, la celiaquía, determinadas afecciones hepáticas y alergias. Asimismo, afecta al sistema nervioso central a través del eje microbiota-intestino-cerebro, pudiendo influir en trastornos como la ansiedad, la depresión o el autismo.
Por ello, es importante obtener esos modelos in vitro capaces de simular la disbiosis intestinal a distintas escalas. Y Ainia lo ha conseguido con un diseño experimental avanzado que reproduce la digestión gastrointestinal, la microbiota del colon y la mucosa intestinal.
«También se ha desarrollado un procedimiento innovador para conservar la microbiota fecal mediante crioconservación —amplían desde el centro—, con el objetivo de facilitar su administración oral en el tratamiento con trasplante de microbiota fecal, como alternativa terapéutica a los antibióticos, los probióticos y prebióticos. […] se han optimizado técnicas de conservación como la atomización sin oxígeno o la liofilización por atomización (spray freeze drying), que permiten obtener productos en formato polvo, estables y fáciles de aplicar en tratamientos no invasivos».
Complementariamente, se ha implementado un método cromatográfico avanzado para cuantificar neurotransmisores como GABA, dopamina, acetilcolina, serotonina o ácido 3-indolpropiónico en matrices biológicas complejas. Una herramienta, en definitiva, que permite estudiar con precisión la relación entre disbiosis intestinal y la función neurológica.