La IA ya está en nuestras casas, pero dos de cada tres españoles no saben cómo usarla

Nace el Observatorio Anual IAON para estudiar cómo se relaciona la sociedad española con la Inteligencia Artificial: aquí, algunos datos
ia iaon

El 88,3% de los españoles afirma tener algún conocimiento sobre Inteligencia Artificial (IA); sin embargo, solo el 5,5% lo hace de manera profunda. Un 51% reconoce haberla utilizado y casi un 39% cree que mejorará la sociedad, aunque la mayoría considera que solo se benefician determinados grupos con poder económico. Estas son algunas de las principales conclusiones que arroja el primer Observatorio Anual IAON, una iniciativa de Gobierno de Aragón, Microsoft, Ibercaja y Fundación Ibercaja que tiene como propósito general promover una IA accesible, comprensible y con un impacto social positivo.

Este informe nace con un papel esencial: aportar conocimiento riguroso sobre la relación entre la sociedad española y la IA a partir de una encuesta realizada a población general, que permite identificar niveles de conocimiento, patrones de uso, barreras de acceso y factores de confianza.

Factores condicionantes

La edad, el nivel educativo y la situación laboral son factores que condicionan el uso y comprensión de la IA. Así, la generación más joven, con un 12,6% de conocimiento alto, lidera no solo por su cercanía a entornos digitales, sino también por su mayor capacidad para adaptarse y experimentar con tecnologías emergentes. En cuanto al nivel formativo, este actúa como un multiplicador, ya que, entre quienes poseen estudios universitarios o de posgrado, el conocimiento medio y alto alcanza el 46,7%. Por último, la situación laboral también revela desigualdades significativas. Los estudiantes y profesionales activos, con tasas de conocimiento alto del 13,8% y el 18,2%, respectivamente, no solo acceden más a estas tecnologías, sino que las integran en sus prácticas diarias, impulsando su normalización. Mientras tanto, los mayores y jubilados, con un 76% de desconocimiento o conocimiento bajo, se colocan en riesgo real de exclusión digital.

El documento también refleja que más del 51% de la población española afirma haber utilizado la IA, una cifra que confirma que esta tecnología ha dejado de ser una herramienta especializada. Sus aplicaciones se ajustan a usos diarios como estudiar, redactar, entretenerse, planificar o resolver tareas puntuales, lo que ha favorecido su adopción transversal, y su versatilidad permite que perfiles muy distintos encuentren utilidad en ella como instrumento de asistencia. Pero ¿para qué? Un 50,1% acepta delegar en la IA aspectos como la planificación nutricional o deportiva; un 34,8% para la educación y la formación profesional; y hasta un 33,1% para asesoramiento legal. Por el contrario, en el plano emocional, solo un 24,5% confiaría en la IA para diagnósticos médicos y menos del 20% para temas de salud mental, ya que, en estos contextos, el juicio humano se percibe como algo insustituible.

El informe evidencia un cambio de etapa por el hecho de que más de la mitad de la población ya haya usado la IA, al pasar de ser una innovación tecnológica a una herramienta cotidiana. Sin embargo, su uso frecuente aún no está extendido. El 20,2% de los encuestados que la utiliza dice hacerlo de forma esporádica, frente a un 16,2% que recurre a ella diariamente. En este sentido, el ámbito privado concentra el uso más extendido de la IA generativa en España, ya que un 69,4% la emplea con este fin. Asimismo, aunque de manera menos generalizada, la IA generativa también está presente en el ámbito laboral (48,3%) y en el académico (27,4%).

Principales retos

Dos de cada tres personas encuestadas (66,6%) identifican la falta de información o formación como el principal obstáculo para adoptar herramientas de IA. Muy cerca aparecen la desconfianza o temor (58,5%) y la falta de habilidades digitales o técnicas (56,5%). En cambio, solo un 20,2% declara desinterés, con mayor peso entre los más jóvenes y los hombres.

Respecto al futuro, existe una tensión entre confianza y preocupación. Un 39% cree que la IA contribuirá a mejorar la sociedad frente al 31% que considera que tendrá consecuencias negativas. El este sentido, la ciudadanía cree que la inteligencia artificial tendrá un mayor impacto positivo en los servicios esenciales y los grandes retos colectivos. La salud pública encabeza las expectativas, ya que un 47,8% de los encuestados cree que la IA puede mejorar el acceso, la calidad y la eficiencia del sistema sanitario. Le siguen la economía (42,9%), la administración pública (40,4%) y la educación (37,7%). En todos estos casos, la confianza se centra en que la IA pueda optimizar procesos, reducir tiempos y mejorar la toma de decisiones.

El entorno empresarial

En España, la economía digital representa ya el 26% del PIB, una cifra que ha crecido de forma sostenida en los últimos años. Esto se debe, en parte, al impulso de la IA, que empieza a ser adoptada por un número creciente de empresas. Sin embargo, la brecha entre grandes y pequeñas empresas es evidente: mientras que el 44% de las grandes compañías ya utilizan IA, solo un 11% de las pymes lo hace. Cuando se pregunta a la ciudadanía por las principales barreras que dificultan la integración de la inteligencia artificial en las empresas, las respuestas apuntan, en primer lugar, a los riesgos legales, de seguridad o reputacionales (43,8%), seguidos de la limitación de recursos económicos (42,2%), la falta de talento especializado (40,9%) y la ausencia de estrategia o visión clara en la implementación (39,7%).

En cuanto a los beneficios de la IA, el 68,2% de los ciudadanos cree que se concentran en ciertos grupos con poder económico, acceso a tecnología o formación especializada, y solo un 9,2% considera que el valor generado se reparte de forma equitativa.

Importancia de la ética

A medida que la inteligencia artificial se integra en más aspectos de la vida cotidiana, crecen también las preocupaciones éticas que despierta su uso. La privacidad se consolida como una de las más extendidas: más de dos tercios de la población teme un uso inadecuado de sus datos personales, respondiendo a la percepción de que los sistemas de IA operan con opacidad, sin garantías claras de protección ni transparencia real. Del mismo modo, el 75,1 % de la población considera que la capacidad de la IA para generar y amplificar contenidos falsos representa una amenaza real.

Especialmente significativa es la opinión de los jóvenes respecto al impacto social de esta tecnología. Al 70,6% le preocupa que el uso de la IA tenga como consecuencia un deterioro de las habilidades cognitivas, ya que la facilidad con la que la IA resuelve tareas cotidianas alimenta el temor a una externalización excesiva del pensamiento crítico, la memoria y el razonamiento. Por detrás de esta preocupación se sitúa la pérdida de empleo, con un 64,7% que teme que la automatización impulsada por la IA deje a amplios sectores fuera del mercado laboral.

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