En innovación, hablar de un radar puede no suponer una novedad. De la instalación de un nuevo, tampoco. Pero ¿de uno que es capaz de detectar aeronaves en tres dimensiones? Ahí la cosa cambia. Y eso es lo que ha hecho Enaire, el gestor estatal de navegación aérea, en las Islas Canarias —concretamente, en el Aeropuerto de Gran Canaria—: poner en funcionamiento el primer radar primario 3D de todo el archipiélago, el segundo en todo el país.
El jefe del Departamento Radar de Navegación Aérea de Enaire, Diego Torres, explica la relevancia de esta innovación y por qué es importante su instalación. Y es que lo que llaman un «radar primario» funciona enviando pulsos y recibiendo ecos del blanco, de la aeronave.
Al ser primario, cuenta, «no necesita la colaboración de la aeronave —no es necesario un traspondedor, que recibe señales y las devuelve—, sino que es el propio reflejo del fuselaje el que genera la señal. Dado que las montañas, edificios o aerogeneradores, entre otros, también producen un reflejo, un radar convencional tiene que ser capaz de distinguir esas respuestas que serían ruido (clutter) de las de una aeronave (lo que sería un blanco propiamente dicho y lo que nos interesa detectar con un radar de estas características)».
De este modo, las herramientas que tiene un radar primario para distinguir entre ruido y blancos son, convencionalmente: el tamaño del blanco y la velocidad a la que se desplaza este. Es como usar el tamaño del eco y la velocidad para filtrar. Con ello, los radares 3D permiten «apuntar» el haz para que, en lugar de iluminar toda la vertical, lo haga selectivamente en altura. Y así, señala Torres, es como se permite iluminar sólo las aeronaves, evitando alumbrar el terreno, aerogeneradores… reduciendo el ruido, las señales no deseadas.
Las ventajas de un radar 3D
Torres también aclara la diferencia entre un radar tradicional y uno tridimensional. Según él, la mayor diferencia «se encuentra en la ausencia de ruido, como explicaba anteriormente. Adicionalmente, al apuntar de forma selectiva, podemos saber la altura del blanco, algo que con un primario convencional no era posible». Asimismo, «los radares primarios 3D ofrecen, además de azimut [básicamente, por dónde está algo respecto al radar] y distancia, altura del blanco y de las nubes, lo que mejora la calidad de la información al personal de control».
Este radar 3D se ha instalado en Gran Canaria porque tiene visión directa tanto de las aproximaciones como de los despegues en el aeropuerto. Al sustituir el radar anterior, se aprovecha tanto la torre donde se instala la antena como los edificios donde se albergan los equipos y la infraestructura necesaria para proporcionar el servicio.
Cabe recordar también que en la aproximación del aeropuerto, desde el sur, existe una gran cantidad de parques eólicos. Y un radar 3D, sigue enumerando Torres sobre sus ventajas, permite «distinguir aeronaves de los aerogeneradores, evita que estas dejen de verse al sobrevolar dichos parques y, adicionalmente, permiten ver más lejos (hemos pasado de un radio de detección de 60 a 100 millas náuticas)».
Todo el tráfico aéreo se ve más beneficiado. Torres insiste: «Toda la aviación comercial, así como la militar que vuela dentro de la cobertura del radar primario es detectada —aproximadamente 100 millas náuticas de radio, unos 185 kilómetros—. Esto incluye las aeronaves con origen o destino a los aeropuertos de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, así como las aeronaves que sobrevuelan el espacio aéreo controlado por el Centro de Control de Enaire en Canarias».
Por último, el jefe del Departamento Radar de Navegación Aérea de Enaire adelanta que el gestor estatal cuenta con un plan de renovación de radares primarios en el que se irán sustituyendo progresivamente los radares primarios actuales durante los próximos años. Esto no ha hecho más que empezar.