¿Qué es lo primero que se ve en un cuadro? ¿Qué se siente ante las obras de arte? Estas y otras preguntas son las que se intentan responder en el proyecto «Emociones a través del arte», donde el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, junto a Quirónsalud y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), pretenden identificar las emociones inconscientes que producen las obras de arte en las personas que las observan y, de este modo, explorar los beneficios para la salud.
Carolina Fábregas es directora de Marketing y Desarrollo de Negocio Estratégico del Museo Thyssen, y cuenta que en el proyecto se estudia la relación entre el arte y las emociones humanas que este genera.
«El objetivo del estudio era clasificar 125 obras de arte del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y entender cuáles eran las emociones que generaban tanto a nivel consciente como inconsciente. Seleccionamos 125 obras con el objetivo de tener una representatividad histórica, pero también buscando el que hubiera obras abstractas, obras figurativas y obras de distintos periodos artísticos. El propósito es la creación de un catálogo virtual a partir de las emociones que estas obras de arte producen en el espectador», explica.
Después de unos meses de experimentación, han puesto todos los resultados en una página web que permite explorar «desde una perspectiva única»: no sólo por artista, época o título, sino también según las emociones que provocan en los espectadores.
Así, cada obra cuenta con la información detallada sobre las emociones que generó en los participantes del experimento, como porcentajes de emociones detectadas, el tiempo en que se experimentaron sensaciones positivas o negativas, así como la intensidad de la respuesta emocional que les generó.
«Gracias al análisis de atención visual también podremos identificar qué partes de la obra captaron mayor interés y qué zonas fueron menos exploradas por los espectadores. Pero el arte es una experiencia personal. La emoción que una obra despierta en ti es distinta a la que generan otros espectadores», asegura Fábregas.
Cómo lo han hecho
Ana Reyes, profesora titular de la Universidad Rey Juan Carlos, explica que su hipótesis de investigación ha sido identificar las emociones que sienten las personas cuando ven obras de arte. «Había un vacío en la investigación porque nunca nadie había identificado estas emociones con técnicas biométricas. Ningún museo en el mundo había identificado lo que sienten los usuarios cuando ven obras de arte», subraya.
El primer paso de la investigación fue analizar las teorías anteriores, porque los científicos, como recuerda Reyes, «no podemos inventarnos los resultados ni los experimentos, sino que tenemos que ver lo que se ha hecho antes para ver si quizá alguien ya lo ha hecho y podemos tomar la misma metodología». En este caso, como nadie había hecho nada parecido, tuvieron que combinar metodologías y poder ver qué se parecía a lo que querían hacer.
Los equipos utilizados han sido GSR, expresiones faciales y Eye tracking. Y cada uno de estos equipos de análisis biométrico ha dado una serie de resultados.
El primero de los resultados son los mapas de calor. El mapa de calor muestra la atención visual de las personas y eso proviene de Eye tracking. Después se combina las expresiones faciales con el Eye tracking para dar los mapas de calor emocionales, donde no solamente se ve lo que está sintiendo la personas, sino que también dónde se mira cuando se sienten esas emociones. «Y, por último, combinamos todo con el GSR que es la microsudoración de la piel que nos sirve como medida de control para ver que todo lo demás tiene sentido».
Pero además, todas las personas de la muestra han visto una rueda de Plutchik después de cada obra. Según Reyes, la obra se les mostraba durante 13 segundos y a continuación veían una rueda donde tenían que marcar lo que creían que habían sentido al ver esa obra de arte. «Han surgido muchas anécdotas durante el experimento. Algunos de los resultados que nos han llamado la atención, por ejemplo, confirman lo que ya pensábamos: que es que cuando vemos un cuadro donde hay una figura humana, lo primero que miramos es la cara», adelanta.
Sobre si hay algo que le ha sorprendido, cuenta que hay algunos cuadros que producen sólo emociones positivas y hay otros que producen emociones muy negativas. «Normalmente las emociones no son tan radicales, siempre hay un porcentaje pequeño de emociones positivas, negativas y otras combinadas, pero había algunos cuadros que sólo producían positividad».
De hecho, de las siete emociones estudiadas, la alegría, con un 26,64 % es la emoción más sentida por los participantes.