Larvas de mosca soldado negro para convertir residuos orgánicos en proteínas sostenibles para la alimentación animal. Así se podría resumir la labor de Dapibus, una compañía que hace uso de los subproductos agroalimentarios para alimentar a estos insectos, unos subproductos que, de otra forma, terminarían en vertederos.
Pero antes hay que explicar de dónde viene Dapibus. Álex Segura, su CEO, cuenta que la compañía nace de una inquietud personal por emprender, después de muchos años trabajando en el sector textil. Durante ese tiempo, estuvo muy en contacto con procesos industriales y con el impacto ambiental que generan, algo que le hizo cuestionarse si quería seguir en esa dirección.
«La pandemia fue un punto de inflexión —cuenta—: me dio el espacio y el tiempo para replantearme mi trayectoria y decidir que quería construir algo propio, con propósito. Y en ese camino conecté con Carlos Conde, ingeniero industrial, y empezamos a explorar cómo podíamos aplicar nuestros conocimientos a un proyecto con impacto positivo. Más adelante se unió Arturo Almazor, con experiencia en finanzas, y entre los tres fuimos dando forma a la idea».
Así pasaron casi tres años investigando, entendiendo a fondo los procesos productivos, la regulación y la viabilidad de lo que querían hacer. Tenían claro que querían ofrecer una alternativa real para reducir el impacto ambiental del sistema alimentario, y al mismo tiempo dar respuesta a una necesidad creciente de proteínas. Así nació Dapibus, en junio de 2021: «Fruto de una reflexión profunda, de mucho trabajo en equipo y de la convicción de que era posible hacer las cosas de otra manera».
Black Soldier Fly
Black Soldier Fly es como se conocen a estas moscas soldado negras, y se alimentan con subproductos como pieles de patata, pulpas de fruta o alperujo, que es el residuo que queda después de la extracción de aceite de oliva. Y sus larvas son claves.
«Tienen un sistema digestivo muy eficiente que les permite descomponer gran variedad de subproductos en pocos días, sin químicos y con un impacto ambiental mínimo. Además, requiere menos agua y espacio que otras fuentes de proteína animal, lo que la convierte en una opción ideal para avanzar hacia una economía circular. En Dapibus la criamos en sistemas controlados y usamos inteligencia artificial para optimizar cada etapa del proceso», especifica Segura.
El foco principal es la alimentación animal, especialmente para perros y gatos, aunque el potencial es mayor. Cuentan de hecho con un centro industrial en Abrera (Barcelona) capaz de producir miles de toneladas al año, ayudando a cerrar el ciclo de la economía circular y a reducir el impacto ambiental.
Además de abastecer al sector pet-food, ganadería y acuicultura, trabajan en nuevas aplicaciones para industrias como la farmacéutica, y colaboran con instituciones como el CSIC o el Barcelona Supercomputing Center para seguir innovando.
Asimismo, actualmente venden a fabricantes de piensos y otras empresas en varios países europeos bajo un modelo B2B, comprometidos con una solución sostenible, eficiente y escalable para satisfacer la creciente demanda de proteínas y cuidar el planeta.
Aprovechamiento de subproductos
En Dapibus son referentes por el aprovechamiento de residuos que llevan a cabo. Para ellos mismos, significa liderar el cambio de un modelo lineal a uno de economía circular, demostrando que los residuos pueden convertirse en recursos valiosos. Es más: colaboran con empresas alimentarias gestionando sus subproductos, como pulpas de fruta, que alimentan a sus larvas en lugar de acabar en vertederos.
«Procesamos más de 17.000 toneladas de residuos al año y los transformamos en unas 3.500 toneladas de harina proteica, aceite y fertilizante, sin generar desechos adicionales. Nuestra proteína reduce hasta un 85% las emisiones de CO2 respecto a fuentes tradicionales, ofreciendo una alternativa sostenible para nuestros clientes», explica Segura.
Y recuerda: «Ser pioneros en este campo nos motiva a seguir inspirando a más empresas a apostar por la sostenibilidad como una oportunidad real de innovación y valor».
El centro de Abrera
Cabe destacar que el Centro de Biotransformación de Dapibus es el único automatizado de España. Situado en Abrera, como ya se ha mencionado anteriomente, cuenta con una superficie de 3.000 metros cuadrados totalmente automatizados que, una vez esté a pleno rendimiento en la segunda mitad del año, alcanzará una producción superior a 3.500 toneladas anuales. Y es que una de las pocas iniciativas de este tipo en Europa y la primera en España con estas características y a esta escala.
«La harina, rica en aminoácidos esenciales y con una huella ambiental muy baja —continúa el CEO de Dapibus—, se destina principalmente a fabricantes de alimento para mascotas, ganadería y acuicultura. La grasa, con alto contenido en ácido láurico, se utiliza en dietas animales por sus propiedades antimicrobianas y energéticas. Y el fertilizante mejora los suelos agrícolas, cerrando así el ciclo de aprovechamiento».
Además, subraya que todo el centro de Abrera opera de forma autónoma gracias a sistemas de inteligencia artificial que controlan en tiempo real parámetros como temperatura, humedad o alimentación. Esto permite escalar la producción de forma eficiente y sostenible, con mínima intervención manual.
Un futuro prometedor
Su objetivo, en cuanto al futuro, es claro: crecer y ampliar el impacto positivo que pueden lograr. Después de demostrar que su centro automatizado funciona a escala operativa, quieren construir una planta nueva con una capacidad diez veces superior a la actual. Con ello, buscan reducir el impacto medioambiental de la industria agroalimentaria y ofrecer una solución sostenible y local para la creciente demanda mundial de proteínas.
«Ahora mismo, estamos centrados en la alimentación para mascotas, un sector donde hemos visto mucha demanda, pero ya estamos trabajando y testeando para expandirnos a la acuicultura y la ganadería porcina, sectores muy importantes especialmente en Cataluña. Además, aunque la regulación actual no lo permite, estamos preparados para cuando llegue el momento de aplicar nuestro proceso para la alimentación humana», cuenta el CEO de Dapibus.
Por último, Segura afirma que quieren producir más, mejorar precios y aprovechar al máximo todos los componentes que ofrecen las larvas para beneficiar a distintas industrias. «Nuestra visión es que Dapibus lidere la transformación hacia un modelo alimentario más circular y sostenible, abriendo nuevos centros que impulsen esta revolución ecológica a gran escala».