Todo empezó en los parques. “Son un escenario de observación de las interrelaciones de los padres con sus hijos”. Como madre y en su rol profesional (es psicóloga especializada en infantil, desarrollo y trauma), a través de cientos de tardes, Cristina Cortés estaba dando forma, casi sin querer, a su último libro: “En este mismo instante” (Desclée De Brouwer), que nace de su experiencia clínica y del impacto emocional que ha dejado la desconexión vivida tras la pandemia.
“Mis hijos se llevan 13 años. Esa distancia temporal me permite observar muy bien cómo la interacción padres-hijos se ha visto afectada a medida que las pantallas ganaban presencia. La pandemia marcó un antes y un después sin precedentes”, apunta. El COVID-19 fue por tanto el catalizador principal para ponerse manos a la obra con “En este mismo instante”. La publicación –“un cuento poético e ilustrado”- propone una vía “clara y accesible” para acompañar a niños y niñas en la gestión del malestar, la atención plena y la construcción del vínculo afectivo, tanto en el hogar como en el entorno educativo.
Punto de inflexión
Cortés es consciente de que la tecnología nos ayudó a manejar el miedo colectivo durante la pandemia, pero el precio a pagar aún es alto. “Las pantallas nos han ido alejando de la verdadera conexión con los demás y con nosotros mismos. Al margen de la edad, hemos perdido la capacidad de estar plenamente presentes. Incluso cuando nos encontramos físicamente, vivimos atrapados en un ciclo constante de estímulos digitales que fragmentan nuestra atención y alteran las conexiones naturales. Los jóvenes son los más afectados por este fenómeno”.
Más allá de la lectura, el nuevo libro de Cristina Cortés incluye ejercicios guiados que invitan a trabajar la presencia, la calma y la conexión emocional entre adultos e infancia. “El texto surgió también de la necesidad de invitar a la reflexión a padres, educadores y profesionales que buscan recuperar la esencia de la infancia en un mundo hiperconectado y digitalizado”.
Un lenguaje universal
Admite que, a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco, lo más difícil ha sido conjugar atención y conexión como elementos presentes en las características humanas desde que nacemos. “Plasmarlo requería alcanzar el equilibrio adecuado entre texto e ilustración” (una tarea de la que se han ocupado Lorea Larraya y June García. “Buscábamos que el libro tuviera una componente sensorial a través de los dibujos. La sensorialidad es una experiencia corporal que facilita la vivencia del momento presente”. Entre las tres han afinado un lenguaje universal “visual y verbal” que llega a niños y adultos en un mix de profundidad en el mensaje y simpleza expositiva que lo hace accesible.
Y es que el libro se dirige a un público amplio. “En un mundo donde la velocidad y la distracción son la norma, el libro es un refugio de calma y conexión. Será útil para todas las personas que busquen parar y sentir el momento presente; que tratan de cultivar la presencia y conectar con el exterior y con su interior”.
Saber parar
En su consulta, Cristina Cortés se enfrenta a una secuencia que no cesa de repetirse. “Hablo con personas que están cansadas y que, en lugar de relajarse, navegan por aplicaciones y contenidos que les aportan poco o nada. Ante la tristeza o el enfado buscan cambiar de estado de ánimo en la deriva digital. Lograr la calma real, regularnos, exige atender el estado de fondo. Después vendrá la distracción de calidad, con rumbo e implicación activa”.
Buena conocedora de la infancia, otorga un estatus relevante a las imágenes. “Niños y niñas necesitan recursos concretos y visuales para acceder al mundo emocional. El cuento ilustrado es una buena herramienta en este sentido”. A lo largo de “En este mismo instante”, pasamos, “suavemente”, del abigarramiento inicial de las ilustraciones a los espacios en blanco. Es un viaje hacia la calma.
Miedos y presiones del siglo XXI
Preguntamos a la experta por cómo afecta a la infancia el tiempo convulso que nos ha tocado vivir. Cuáles son sus miedos y cómo estar a su lado de manera afectiva y constructiva. Segú Cristina Cortés, la infancia atraviesa un momento de gran vulnerabilidad emocional. “Los pequeños están expuestos a un ritmo de viuda acelerado, a la sobreestimulación digital constante, exceso de información y múltiples actividades. Concentrarse así es difícil. No digieren todo lo que reciben. Esa falta de integración amplifica miedos normativos de desarrollo. Experimentan niveles de estrés y preocupación elevados a edades muy tempranas”.
En este contexto, temen con intensidad a lo desconocido, y los cambios constantes del mundo actual. “Algunos están abrumados por las catástrofes, las guerras, las pérdidas de sus padres o los genocidios (reales o de ficción, en el caso de los videojuegos)”. También les asusta la pérdida o desconexión emocional con sus figuras de apego o sufren ansiedad cuando no acceden a los dispositivos electrónicos. Los adolescentes habitan el mundo del ‘like’, un entorno hipercompetitivo donde la ansiedad de pertenencia y aceptación son mayores que en ningún otro momento histórico-social.
No todo está perdido. Guía para padres
¿Qué podemos hacer los adultos? “Para empezar, soltar el móvil. Niños y niñas necesitan tiempo de calidad sin distracciones. Debemos mirarles a los ojos y escuchar activamente sus preocupaciones y alegrías; resonar con sus estados sin la presión de controlar el tiempo”.
Cristina Cortés añade que es positivo validar su mundo emocional. “Hemos de reconocer y aceptar sus emociones sin juzgar, ayudándoles a nombrar lo que sienten y a entender que todas las emociones son válidas”. La psicóloga invita a buscar momentos de calma cada día. “Aquí caben la lectura compartida, la meditación a través de ejercicios de imaginación (en el libro hay varios) o en actividades creativas sin pantallas”.
En definitiva, promueve que los adultos seamos un buen ejemplo de regulación emocional. “Debemos mostrarles cómo gestionamos nuestras propias emociones de manera saludable; hablando de ellas sin recurrir a pantallas y otros escapes”.
Cortés concluye: “En este mismo instante tenemos la oportunidad de elegir la presencia sobre la distracción; la conexión sobre el aislamiento, y la calma por encima de la activación excesiva”.