Desde hace 30 años, el grupo de investigación Ingeniería para la Economía Circular, de la Universidad de Alicante (UA) trabaja para aplicar la mejor ciencia al medio ambiente y la sostenibilidad. Este recorrido les ha valido para afinar la excelencia investigadora en ámbitos de interés creciente, pero también a la hora de detectar antes que otros oportunidades en el mercado.
Para responder a una de aquellas posibilidades de transferencia de conocimiento, en febrero de 2021 vio la luz la spin-off Calpech. “Hemos desarrollado un procedimiento (protegido bajo patente) para obtener nanopartículas de hierro de gran pureza recubiertas de una capa fina de grafito a partir de residuos agrícolas”, explica a Innovaspain Yuriy Budyk, CEO de Calpech.
Salir del laboratorio: de gramos a toneladas
Durante la pandemia, los investigadores –entre los que se encontraba Budyk en su etapa predoctoral- aprovecharon al máximo el tiempo en el laboratorio. “Llevamos a cabo un proyecto piloto para escalar nuestra tecnología y pasar de producir nanoparticulas de hierro en gramos, a poder hacerlo en kilos y toneladas. Ahí empezó el gran cambio. Nos dio el empujón para crear la empresa”.
Sus nanopartículas de hierro encapsuladas en carbono son un producto exclusivo en el mercado. “Cuentan con numerosas aplicaciones: mejora del biogás, eliminación de olores y compuestos sulfurados, eliminación de metales en aguas, eliminación de los fármacos y pesticidas y uso como fertilizantes”. Este amplio abanico de aplicaciones es factible gracias a que Calpech ha logrado reducir “drásticamente” el coste de producir las nanopartículas de hierro. “Todo ello sin generar residuos extra por el camino”.
“Probablemente la mayor innovación de Calpech es que somos 20 veces más baratos que otros medios de producción de nanopartículas de hierro”, insiste el experto. “Ello nos permite pasar del paper o de la escala de laboratorio a la industria, con multitud de aplicaciones que se habían quedado en un cajón por una cuestión meramente económica. Cambiamos el paradigma. Es una revolución en el mercado”.
La tecnología que aplican es la carbonización hidrotermal. “Es un autoclave de alta temperatura y presión que transforma los residuos orgánicos en material carbonoso”. Son capaces no solo de obtener nanopartículas de hierro. Además, tratan los diferentes residuos orgánicos procedentes de la industria agrícola, centros médicos o depuradoras.
Una solución disruptiva
Otro reto que se marcaron en Calpech fue demostrar a lo grande que su propuesta era viable. Con los problemas de financiación habituales en el entorno spin-off, la empresa se lanzó a la detección de problemas concretos donde pudieran ser útiles. El alpechín es un líquido sobrante tras la extracción del aceite. Este residuo contiene elementos tóxicos que complican su gestión. Es acumulado en enormes embalses –“del tamaño de un campo de fútbol- ya que su eliminación es casi imposible. Se estima que cada almazara genera unos seis millones de litros de alpechín al año.
Con el objetivo de solventar este problema, una cooperativa agrícola extremeña decidió invertir, a propuesta de Calpech, en la que se convirtió en la primera planta industrial equipada con un reactor que transforma los residuos de la industria oleícola en nanopartículas de hierro encapsuladas en carbono. “Fue un win win. Ellos pusieron el dinero, buscaron el terreno y consiguieron las licencias. Nosotros diseñamos, montamos y pusimos a punto el reactor. Fueron dos años muy intensos, pero mereció la pena. El beneficio que han logrado es doble: conseguir deshacerse de un residuo nocivo y, además, que les paguemos por el producto resultante, nuestra ‘materia prima’”.
Seguir creciendo
Visto el éxito de esa primera aventura, la idea de Calpech es poner en marcha sus propias plantas en diferentes puntos del país, empezando por Alicante. Lo harán explorando diferentes opciones, mercados y tecnologías.
“Tenemos muchas posibilidades en el campo del biogás. Disponemos de un aditivo basado en nuestras nanopartículas que mejora la eficiencia energética de las plantas de biogás al tiempo que eliminamos contaminantes. Estamos en fase de validación para proceder a su escalado”, aclara Yuriy Budyk.
“En el largo plazo, queremos convertirnos en una referencia para la producción de nanopartículas de hierro en energías renovables –menciona el hidrógeno verde y el amoniaco verde- descontaminación de gases, aguas limpias, fertilizantes y otras aplicaciones de alto valor añadido”.
La empresa fue una de las finalistas nacionales de los premios EmprendeXXI, promovidos por DayOne (CaixaBank) y la Empresa Nacional de Innovación (Enisa). “Los premios nos han aportado visibilidad. Cuando nadie te conoce, es fundamental. Si no, no existes. Enisa nos ayudó con uno de sus préstamos. Pudimos respirar mientras poníamos en pie el negocio. Han sido claves para seguir en marcha”, concluye el investigador.


