¿Quién dijo que segundas partes no son buenas? Tras Bioencapsulació, un proyecto en el que Aimplas investigaba cómo aportar nutrientes al suelo para reducir el uso de fertilizantes químicos, el centro ha lanzado su continuación: Bioencapsulació 2, centrado ahora en disminuir el uso de fitosanitarios químicos gracias a la incorporación de microorganismos para la plasticultura biodegradable —básicamente, materiales plásticos para la agricultura—.
El objetivo no es sólo controlar los productos que se aplican en el campo, sino también cuánto tiempo pueden aplicarse los fitosanitarios naturales en los plásticos agrícolas que se instalen. Eso sí, teniendo en cuenta la incorporación de estos microorganismos: cuáles son los más viables, los que menos perjudican al plástico para agricultura, si mantienen sus propiedades ante según qué condiciones… Todo ello permitirá controlar mejor las plagas y, con suerte, acabar con ellas.
Chelo Escrig es la investigadora líder en Agricultura y Medio acuático en Aimplas, y ya estuvo a cargo de Bioencapsulació. En un vídeo explicativo cuenta que el reto de Bioencapsulació 2 ha sido incorporar estos microorganismos, estas bacterias, en los diferentes productos de plasticultura.
«Son concentraciones que están en estado acuoso, están en disolución y con ellas tenemos que acondicionarlas para poder incorporarlas durante el proceso de transformación en diferentes productos de plasticultura, durante la obtención del hidrogel, la obtención de las tabletas y la obtención del film», detalla.
Normalmente, este acondicionamiento se hace en dos fases: una de ellas para los hidrogeles, utilizarlo como uno de los componentes de la propia reacción para obtener el hidrocoloide —un apósito húmedo—. Y, en los otros dos casos, han tenido que cargar unos sustratos porosos que han permitido de alguna manera dosificar la bacteria en los procesos de transformación necesarios para la obtención de las tabletas y de films.
Entre bacterias y plásticos
Escrig también cuenta que han incorporado dos tipos de bacterias: unas bacterias que actúan como nutriente, que serían un bioestimulante para el campo, y otras bacterias, que suelen ser bacillus que pueden actuar con efecto antimicrobiano para ayudar en el control de las plagas.
«La finalidad de modificar estos productos de plasticultura es poder incorporarlos durante el proceso de cultivo con la intención de reducir el uso de nutrientes y el uso de químicos convencionales para el control de las plagas —explica la investigadora—. Si tú estás incorporando durante el cultivo el hidrogel la tableta, el film acolchado o interacciones entre ellos como una solución integrada, podremos mejorar la calidad del suelo al utilizar algunos como nutrientes e inhibir la propagación de diferentes plagas».
Además, destaca que estos desarrollos de Aimplas están focalizados en vehicularizar estos microorganismos e ingredientes activos con la intención de poderlos incorporar en diferentes productos plásticos.
Y es que en el marco de Bioencapsulació 2 está todo focalizado el sector agrícola para suplir o cumplir una necesidad que va llegando desde la Política Agraria Común (PAC). Pero, añade, esta funcionalización de los materiales plásticos «se puede aplicar en diferentes sectores: podría ser para un envase que tuviera carácter antimicrobiano por ejemplo o simplemente en el sector hogar, como un antimosquitos para los días de verano».