El krill marino es un pequeño crustáceo, similar a un camarón, que vive en aguas frías, sobre todo en el Océano Antártico, y es parte esencial en la dieta de ballenas, pingüinos y otros animales de estos ecosistemas.
En los últimos años, el aceite de krill ha ganado popularidad como alternativa al aceite de pescado tradicional. La razón principal es que contiene omega-3 en forma de fosfolípidos, un tipo de lípido bioactivo presente también en el cerebro humano, lo que potencia sus beneficios para la salud.
Sin embargo, la obtención de aceite de krill presenta desafíos complejos. Por un lado, es costoso. Además, su suministro es limitado, ya que depende de la captura de krill, lo que a su vez añade desequilibrios en el delicado ecosistema antártico.
La alternativa
En este contexto nace Bioceanics, spin-off de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). La empresa ha desarrollado la plataforma biokrill, una tecnología que revoluciona la producción de omega-3 y multiplica su disponibilidad ante un incremento en la demanda del aceite de krill.
Como explica Francisco Javier Señoráns –catedrático de la UAM, Doctor en Químicas, cofundador y CSO de la spin-off- a través de procesos enzimáticos y no enzimáticos, han creado productos de omega-3 bioequivalentes a partir de aceite de pescado o de algas, “garantizando la sostenibilidad, la calidad y la pureza del resultado sin depender del aceite de krill”.
El experto participó en Madrid en Madrid la jornada “El valor estratégico de la IP en las transacciones tecnológicas del sector agroalimentario”, organizada por PONS IP y BIOVEGEN, donde expuso las ventajas competitivas y el músculo innovador de Bioceanics.
La tecnología enzimática de la empresa se centra en la transformación del omega-3 en fosfolípidos y lisofosfolípidos bioequivalentes, mientras que la tecnología no enzimática sintetiza derivados puros de omega-3 para su uso en terapias de alto valor, fundamentalmente dirigidas a mejorar y tratar la salud cardiovascular. Señoráns apuntaba que otros beneficios adicionales del Biokrill tienen que ver con la función cerebral y el bienestar general.
De la salud a la cosmética
De hecho, una vía de negocio de Bioceanics está en el sector pharma. El Biokrill ofrece la posibilidad de crear nuevas moléculas a base de omega-3, que ayuden en necesidades médicas no cubiertas. Otra ventaja alude a que su producción es sostenible. El Biokrill minimiza los contaminantes ambientales, y ofrece un producto de omega-3 más limpio y puro en comparación con los métodos tradicionales de aceite de krill.
El CSO de Bioceanics mencionaba posibles usos adicionales del Biokrill, en mercados como el de los suplementos nutracéuticos o la cosmética. “Es un futuro que ya está aquí”, añadía Señoráns. Con el producto desarrollado a nivel de laboratorio, la empresa ha contado con la ayuda de PONS IP para lanzar patentes con aplicabilidad industrial. “Es un paso complicado, más aún en el segmento de las modificaciones enzimáticas de aceites y omega-3, donde existen miles de patentes. Por fortuna en verano presentamos dos solicitudes de patentes en Europa. Contamos con un equipo equilibrado entre ciencia y desarrollo de negocio”, concluía.




