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Ana Ramírez de Molina: “La industria agroalimentaria ha de inspirarse más en la ciencia”

La directora adjunta de IMDEA Alimentación explica la participación del instituto en WE Lead Food, el programa coordinado por la Universidad de Cambridge que pretende impulsar el papel de la mujer en el sector agroalimentario
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Ana Ramírez de Molina, directora adjunta de IMDEA Alimentación.

Coordinado por la Universidad de Cambridge, WE Lead Food es un programa diseñado para constituir una red de mujeres líderes en el sector de la alimentación. La iniciativa trata de paliar la brecha de género que aún impera en el sector. Según el reciente estudio ‘Women in Food’, elaborado por McKinsey, la agroalimentación emplea un 49 % de mujeres en puestos básicos. Este porcentaje baja hasta el 9 % en niveles más altos de responsabilidad. 

WE Lead Food será impartido online, en inglés, y constará de dos módulos. El primero de ellos, Entrepreneurship for Sustainability, organizado por la propia Universidad de Cambridge, tendrá lugar el 9 de octubre seguido de 4 medias jornadas a lo largo de las 4 semanas siguientes. Un segundo módulo se celebrará a partir de noviembre, en unas fechas aún por determinar. Centrado en el liderazgo, cuenta con participación española a través del instituto IMDEA Alimentación, organizador del encuentro junto a EUFIC (The European Food Information Council).

Una industria al alza

Como explica Ana Ramírez de Molina, directora adjunta de IMDEA Alimentación, WE Lead Food está diseñado “con el objetivo de aportar a las mujeres las herramientas necesarias para liderar y emprender acciones dirigidas a lograr un sistema alimentario más sostenible, saludable, innovador e inclusivo”.

El programa ha sido ideado para mujeres profesionales en todas las disciplinas (empresa, investigación, emprendimiento, política, etc..), y pretende, “además de reforzar o dotarlas de habilidades y motivación para liderar ese cambio necesario”, proporcionarles “una red de mujeres con las que compartir, colaborar y apoyarse mutuamente para lograr sus objetivos durante y después del programa”.

Ramírez de Molina recuerda que el agroalimentario es el sector industrial que más contribuye al PIB en España y Europa. “La crisis del COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de basar en criterios científicos cualquier decisión en materia de salud. Esto es aplicable a la alimentación, con la evidente relación entre nutrición y salud. Una correcta alimentación influye positivamente en nuestro sistema inmunitario. Si la industria agroalimentaria considera en mayor medida a la ciencia como inspiradora de sus nuevos productos, resolverá problemas de interés social y el valor añadido que generará será mayor”.

IMDEA Alimentación y el impulso a la industria regional

La directora adjunta del organismo público añade que, en paralelo, y en sintonía con los planes de la Unión Europea, la economía verde y circular ejercerán como palancas clave para avanzar hacia modelos productivos más sostenibles. “Es decir, con un equilibrio duradero entre los aspectos sociales, económicos y ambientales”. Ana Ramírez de Molina alaba los beneficios de las políticas que promueven la reducción del desperdicio de alimentos, así como de la energía y del agua necesarias para producirlos, y de las consecuentes emisiones contaminantes. “Además generarán más actividad económica y empleo”.

En el caso particular de Madrid, sede de IMDEA Alimentación,  Ramírez de Molina opina que el sector agroalimentario regional se verá muy fortalecido en su competitividad “si se adapta bien a estas políticas europeas”.  En un contexto más amplio, cree que estas industrias cuentan en la Comunidad de Madrid una oportunidad para la modernización y el desarrollo. “Tienen que aprovechar el apoyo público a la innovación y el emprendimiento. En la región de Madrid se produce una concentración de organismos de investigación y desarrollo que continuamente generan avances en el ámbito de las ciencias de la vida y de la alimentación, en los que las empresas pueden encontrar múltiples vías para realizar una innovación de alto valor añadido y de gran competitividad”, concluye Ramírez de Molina.