El proyecto OLIVEBIOME trabaja en el desarrollo de soluciones biotecnológicas sostenibles para la alimentación animal, principalmente en los sectores avícola y porcino, utilizando subproductos agrícolas, como la fibra del alperujo, resultante de la extracción del aceite de oliva. Mediante procesos fermentativos, transforman estos subproductos, que suelen ser considerados residuos, en potenciales ingredientes funcionales (prebióticos y probióticos), que contribuirían a mantener la salud intestinal de los animales y la calidad de la carne producida.
Según explica a Innovaspain Gemma Tedó, doctora en ciencia animal y directora de Innovación del Grupo Lucta (compañía participante en el proyecto), este trabajo “no solo tendrá un significativo impacto ambiental y social, sino que conseguirá redirigir toda la cadena de valor hacia una gestión sostenible de los recursos”. En línea con la estrategia europea De la granja a la mesa “nos basamos en un modelo de economía circular para lograr una mejora sustancial de la calidad de vida de los ciudadanos mediante el consumo de productos agrícolas y ganaderos más sostenibles y seguros”, añade.
El camino del grupo operativo OLIVEBIOME comenzó con la caracterización de diferentes subproductos agroalimentarios y el estudio de su capacidad fermentativa. En esta fase, la Fundación Andaluza de Biotecnología (FABT) –miembro del grupo operativo- concluyó que las materias primas con mayor potencial son las que provienen de la industria del aceite de oliva- como el alperujo-. Para ello, estas materias primas se sembraron de forma individual y se añadieron diferentes componentes: dos controles positivos (Inulina y Fructooligosacáridos), inóculos de dos bacterias ácido-lácticas (Lactobacillus ramosas y Lactobacillus casei), y otras dos bacterias de ácido láctico aisladas desde la propia aceituna.
En el estudio y la caracterización de los cambios en la composición de las materias primas en el proceso fermentativo, OLIVEBIOME se ha centrado de manera especial en los siguientes aspectos: tipos de fibra presentes, cantidad de fibra total, presencia de azúcares no celulósicos y ácidos urónicos y su potencial actividad antioxidante.
Comienzo de los ensayos in vivo con pollos y lechones
Ahora, a partir de estos hallazgos el equipo utilizará el resultado de las fermentaciones en ensayos in vivo con pollos y lechones para evaluar los potenciales efectos derivados de la inclusión de estos ingredientes en la la modulación del microbioma intestinal, en el crecimiento de los animales y en su bienestar. “Esperamos confirmar una mejora de la resiliencia natural de los animales frente a desafíos, tales como condiciones de estrés térmico, ela cual es un desafío presente en la producción avícola y porcina en épocas de verano, acentuadas con el cambio climático”, comenta Tedó.
Para Íñigo Pariza, biólogo con máster en Biología Molecular y Biomedicina y director Técnico y de Calidad de Maslina (empresa miembro del grupo operativo), una de las mayores dificultades de esta segunda fase está relacionada con la optimización de las condiciones de fermentación del subproducto identificado como la mejor base para la fermentación de las dos bacterias ácido-lácticas aisladas de la aceituna. Además, explica que manejan “un calendario muy ajustado” y en pocos meses han tenido que obtener “una cantidad suficiente de subproducto fermentado estable para iniciar su evaluación en los ensayos previstos sobre pollos de engorde y lechones”.
Esta preocupación por los plazos que también afecta a los propios ensayos ante el temor de que imprevistos como el reciente brote de peste porcina africana en Cataluña, provoquen retrasos o repeticiones. “Para evitarlo será necesaria una dedicación especial de todos los implicados en la parte técnica, además de un gran trabajo de supervisión y control de las crianzas experimentales para asegurarse de que no falle nada”, señala Pariza. Además, considera “crucial” extremar la vigilancia sobre los lotes de piensos fabricados específicamente, y “asegurar una óptima inclusión en ellos de los ingredientes a evaluar en las pruebas”.
Evolución tecnológica en los procesos de fermentación
La constatación de que las fermentaciones producen cambios fisicoquímicos en los ingredientes originales ha llevado a acelerar la evolución de la tecnología aplicada a este campo. Una velocidad que hoy permite visualizar un horizonte en el que sea escalable la producción de ingredientes funcionales que aporten funcionalidades biológicas con efectos especialmente beneficiosos sobre el intestino y la microbiota del organismo que los ingiere.
Íñigo Pariza repasa cómo en los últimos años se han desarrollado y perfeccionado los sistemas de control de las fermentaciones dentro de los biorreactores, lo que ha permitido mejorar la eficiencia de estos procesos al tener un mayor control en tiempo real sobre las condiciones en que se realizan.
También pone el foco en el avance del conocimiento de las necesidades nutricionales que necesitan las BAL (Bacterias Ácido Lácticas) para realizar sus fermentaciones. Un hecho que ha permitido hallar ingredientes que sirvan de base para acelerar dichos procesos fermentativos. La experta menciona además “el gran desarrollo” en las técnicas de estabilización final -desde la liofilización hasta el secado por spray drying-, que han mejorado la velocidad y el consumo energético del proceso y permiten una reducción de los costes.
Composición del Grupo Operativo Olivebiome
El Grupo Operativo supraautonómico Olivebiome está formado por entidades con carácter multidisciplinar. Entre ellas se encuentran MASLINA International Trade S.L., Fundación Empresa Universidad Gallega (FEUGA), Lucta S.A., San Miguel Arcángel S.A., AINIA, Microomics Systems, el Instituto de la Grasa-CSIC y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA).
El proyecto está enmarcado en el marco del Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PEPAC) 2023-2027, financiado en un 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Unión Europea y en un 20% por el por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). La Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria (DGDRIFA) es la autoridad encargada de la aplicación de dichas ayudas.



