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Yolanda Prezado, la investigadora gallega que trabaja con la radioterapia del futuro

Su técnica, basada en minihaces de protones, supone una radioterapia menos invasiva y más eficaz. La orensana lidera el grupo ‘Nuevos Enfoques en Radioterapia’ (NARA) en el Instituto Curie, en París.
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Yolanda Prezado en los jardines del Instituto Curie, donde desarrolla su labor investigadora.

En una combinación de física médica, computación y radiobiología, los avances de Yolanda Prezado (Verín, Orense, 1977) para lograr técnicas de radioterapia menos invasivas y más efectivas la han convertido en una referencia ineludible de su campo en Europa. La científica gallega dirige el laboratorio ‘Nuevos Enfoques en Radioterapia’ (NARA) en el Instituto Curie, en París.

Antes de recalar definitivamente en el país vecino, la doctora en Ciencias Físicas por la Universidad de Santiago de Compostela llevó a cabo estancias y trabajó en el Instituto de Estructura de la Materia (IEM-CSIC), el Laboratorio Europeo de Radiación Sincotron, en Grenoble o, ya como científica titular -también en Francia, donde fija su residencia en 2011- en el Centro Nacional para la Investigación Científica.

Prezado acaba de participar en el II Encontro Mundial de Médicos Galegos. Al otro lado del teléfono, en una jornada de teletrabajo, la investigadora detalla que, a día de hoy, la radioterapia se mantiene como uno de los métodos más utilizados para el tratamiento del cáncer (más del 50 % de los pacientes recibirán radioterapia). “Es capaz de curar muchos tumores, pero nos seguimos enfrentando a barreras que hasta la fecha no hemos podido derribar”.

Prezado alude a tumores radiorresistentes, pediátricos o próximos a zonas delicadas, como la médula espinal. “En estos casos, muchas veces no podemos hablar de un tratamiento satisfactorio con radioterapia, bien porque el tumor es imperturbable al tratamiento o porque deja secuelas en otros tejidos”.

Minihaces de protones

Su técnica de radioterapia de minihaces de protones se propone acabar con esta problemática. “Pese a que en los últimos años hemos asistido a algunos desarrollos espectaculares, seguimos limitados por la dosis de tolerancia de los tejidos sanos. Ya que no podemos radiar solo el tumor, debemos conseguir que las áreas sanas soporten mayores dosis de radiación y, en consecuencia, un mejor control tumoral respecto a la radioterapia clásica”.

Yolanda Prezado y su equipo han cambiado el modelo de posición de las dosis y los parámetros de radiación. Frente a haces de radiación anchos y de distribución homogénea, el grupo NARA del Instituto Curie optó por pequeños haces de radiación espaciados entre sí y aplicados de manera heterogénea. De este modo, desatan efectos biológicos distintos, que dan lugar a que los tejidos sanos soporten mejor el tratamiento. En 2013, esta línea de investigación dio un paso definitivo al recibir una ayuda europea Consolidator Grant, auspiciada por el ERC.

Prezado espera que, en menos de 5 años –“prefiero no aventurarme con las fechas”- los pacientes puedan empezar a beneficiarse de la disruptiva combinación de fraccionamiento espacial y dosis de protones en sus tratamientos radioterápicos. “La ‘Grant’ nos permitió realizar experimentos de manera muy sistemática y comprensiva. Algo importantísimo en ciencia es poder llevar a cabo experimentos de alto riesgo. Son los que hacen que la investigación avance. Con poco dinero habríamos tenido que ir al grano, sometidos a la constate presión de publicar resultados”.

Mejoras evidenciadas

En sus experimentos con animales han evidenciado que la nueva técnica es efectiva, por ejemplo, en el abordaje del glioblastoma multiforme, el más agresivo de los tumores cerebrales. “Por el momento es incurable. El tratamiento que combina radio y quimioterapia permite una esperanza de vida que ronda los 15 meses. No tenemos un tratamiento eficaz. Lo consideramos una urgencia médica, de ahí que hayamos puesto un foco muy claro para tratar de favorecer su curación”. El grupo NARA evalúa además la efectividad de los minihaces de protones en linfomas del sistema nervioso central, uno de los cánceres más comunes en niños, reduciendo con éxito la toxicidad, al igual que en el cáncer de pulmón.

También han demostrado que su propuesta de radioterapia puede ‘mezclar’ bien con tratamientos de inmunoterapia. “Por si sola, la inmunoterapia no funciona en algunos tumores. Los fármacos pueden tener dificultades para entrar en el tumor o no son eficaces; el propio tumor los invalida. En determinados esquemas, no en todos, la radioterapia ayuda a revertir esa naturaleza inmunosupresiva del tumor”.

“Hablamos de la necesidad de aplicar dosis muy altas en pocos días”, continúa Prezado. “Esto no es siempre es compatible con la tolerancia de los tejidos sanos. Nuestra técnica aporta una ventaja: al activar el sistema inmune nos podemos permitir dosis altísimas sin toxicidad. Los tratamientos multimodales ofrecen un amplio abanico de posibilidades”.

A las puertas del ensayo clínico

En el Instituto Curie tienen diseñada la fase 1 del ensayo clínico de la investigación. Es tiempo de lidiar con la burocracia con el objetivo de conseguir luz verde de parte de las autoridades francesas para empezar a ensayar con pacientes. Yolanda Prezado también se ocupa de buscar la financiación necesaria para seguir adelante con los citados ensayos.

“En el campo de la radioterapia no contamos con tanta financiación privada como en el ámbito farmacéutico”, detalla la investigadora. “Para empezar, hay pocas empresas. Son multinacionales dedicadas sobre todo a innovar en nueva maquinaria. Trataremos de conseguir apoyo financiero público en Francia. Existen algunas ayudas y convocatorias donde encajaríamos, aunque son limitadas y muy competitivas”.

Tecnología e interdisciplinariedad

Yolanda Prezado opina que la radioterapia ilustra bien la necesidad de investigar con un relevante apoyo tecnológico para llegar antes al paciente. “La radiología se ha beneficiado de una importante evolución tecnológica. La incorporación de sistemas guiados por imagen ayuda a aplicar las dosis con más eficacia. Vemos mejor dónde se sitúa el tumor”.

Estas tecnologías, “más o menos sofisticadas”, permiten hacer nuevas aproximaciones. “Deben ser introducidas y manejadas por equipos interdisciplinares. En la investigación que nos ocupa, físicos y biólogos trabajamos juntos. Para avanzar en salud, es importantísimo que los profesionales de distintas áreas, movidos por un objetivo común, estrechemos lazos”. De esta ‘conversación’ Prezado cree que nacerán los mayores avances científicos. 

Vínculo con España

En noviembre, Yolanda Prezado era reconocida con una de las medallas que concede anualmente la Academia de las Ciencias de Francia. Admite que nunca ha perdido el vínculo con España ni con los investigadores españoles. “Están muy bien formados. El nivel es altísimo”. De hecho, actualmente colabora con el Hospital de Santiago de Compostela a través de un proyecto de financiación privada. El objetivo es implementar una nueva técnica de fraccionamiento espacial de las dosis de radioterapia en un acelerador utilizado con asiduidad.

“Estamos haciendo ensayos con animales para estudiar la ventaja que aporta. De confirmarse los buenos resultados, su aplicación sería sencilla en numerosos hospitales que, a día de día, ya disponen de esta máquina”. Tan solo sería necesaria una única inversión de 10.000 euros para realizar la modificación. “A veces, las mejoras no son una cuestión de dinero, sino de un cambio de mentalidad”. La científica orensana celebra el “interesante caldo de cultivo” que se está generando en Galicia alrededor de las empresas dedicadas a la biotecnología.

Vocaciones

“Siempre me gustaron las ciencias en general. Entender por qué pasaban las cosas y cómo funcionan”. La casa familiar estaba a las afueras de Verín. “Desde allí hice mis primeras observaciones astronómicas amateurs”. Enfrascada en aprender más sobre astronomía, cayó en sus manos ‘Historia del tiempo’, de Stephen Hawking. Ya no hubo vuelta atrás, aunque durante un tiempo dudó entre la física y la biología. “Paradojas de la vida, al final he unido las dos disciplinas en mi trabajo”.  

Y es que Yolanda Prezado asegura que lo que más le gusta de su trabajo es contar con la libertad para elegir en todo momento su interés científico. “Por suerte, es algo que he disfrutado en todas las instituciones por las que he pasado. Es bueno no marcar límites en tu campo de especialidad. Cada vez más, las disciplinas se difuminan. Me fascina caminar en la frontera y aprender cosas que no sabía, me da igual si es sobre matemáticas o filosofía”.

De hecho, cree que de este constreñimiento deben desprenderse también los jóvenes para ampliar el campo de visión. “Si las personas de ciencias aprendiéramos más sobre letras nos iría mucho mejor. Nos olvidamos de la importancia de la filosofía en la ciencia; de esas ideas que flotan en el ambiente y que han forjado teorías”, concluye la investigadora.

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