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"Mamá, quiero ser polímata"

Elon Musk, Pitágoras, Isaac Newton… Polímatas sin solución. Einstein, Graham Bell, Arquímedes, Voltaire, Marie Curie, Goethe…Todos polímatas empedernidos o, lo que es lo mismo, capaces de alcanzar la excelencia en dos o más áreas pertenecientes a expresiones diferentes del genio humano. Echegaray, que disfrutaba tanto con el drama teatral como con teoremas matemáticos; Ramón y Cajal, que complementaba su faceta científica como amante de la literatura y la fotografía o Gregorio Marañón, miembro de cuatro Reales Academias distintas, son algunos de los representantes patrios que configuran un perfil que la Universidad de Deusto, con el apoyo de 3M (la gran empresa polímata con 55.000 productos y 46 plataformas tecnológicas), ha querido sacar a la palestra con el estudio “Polímatas” (descargar estudio), una puesta en valor de un nuevo renacentista que tiene más sentido que nunca en un tiempo en el que la Revolución Digital ha echado por tierra convencionalismos, modelos y especializaciones. "Polímatas" es obra de Francisco González Bree, Iván Soto San Andrés, José Antonio Cano, Fares Zeidán Chuilá e Ignacio Villoch Bayod y fue presentado hace unos días en Madrid.

El hombre (y la empresa) del futuro, que ya es el presente, habrá de encaminar su formación y sus habilidades con varios focos y hacia senderos diferentes pero convergentes, cruzándose de modo inteligente en puntos concretos. La especialización tal y como la entendemos no tendrá cabida en el mercado según Eva Eguiguren, directora del Master de Innovación de Deusto Business School, que considera que el polímata es “necesario” en la era digital. Iván Soto, profesor de Deusto Business School y coautor del informe explicaba que uno de los objetivos que se fijaron fue el de romper algunos mitos como que la Polimatía tocó techo durante el Cuatrocento italiano. “Destacar en campos diversos sigue pareciendo una excentricidad”, argumentaba Soto, para quien desde la segunda mitad del SXX hemos vivido bajo el paradigma de la hiperespecialización. Hasta hoy.

Eva Eguiguren (Deusto) y Fernando Soria (3M)
Eva Eguiguren (Deusto) y Fernando Soria (3M)

“Queremos reivindicar la Polimatía como fuente de innovación y creatividad y en el SXXI conoceremos a personajes comparables a Rafael o Da Vinci”, añadía Soto. En este resurgir del saber poliédrico es importante un cambio de mentalidad, con la paulatina incorporación del humanismo a los equipos empresariales, así como Internet, que ha convertido el árbol del conocimiento en una nube al alcance de todos con múltiples formatos que favorecen y fomentan el aprendizaje. “El nuevo efecto Medici”, concluía optimista el profesor, “no se quedará en Florencia esta vez, sino que será global”. En esta línea, Fernando Soria, director de marketing corporativo de 3M defiende que del paradigma STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) pasemos al STEAM, que incorpora a la fórmula las Arts en el amplio sentido que tiene la palabra en inglés.

En la mente del polímata

Genética y entorno dibujan al polímata. Un cerebro distinto al del resto de los mortales al que todos podemos aspirar aunque llevemos nuestra ‘mochila’ de serie. El investigador Fares Zeidán desmontaba dos leyendas urbanas relacionadas con nuestra mente: las neuronas no mueren para siempre ya que hasta que cumplimos los 20-25 años se regeneran y, en segundo lugar, los genes que nos transmitieron nuestros padres no son los mismos con que con los que moriremos pues vivimos en constante evolución, con mutaciones diarias, algunas destinadas a mejorar funciones.

Fares Zeidán

Y aunque el polímata nace y se hace (en un entorno rico en estímulos), Copérnico, Galileo Galilei, Kant o Steve Jobs sí tienen ahí dentro algunas cosas en común. Como explicaba Zeidán, “los dos hemisferios de su cerebro –el de la creatividad y el de la lógica- están muy desarrollados y además ‘hablan’ entre sí, una interconectividad que permite la integración de distintos procesos cognitivos, dando lugar a una mente creativa”.

La empresa  

Si repasamos la carrera de los grandes popes de Silicon Valley observamos cómo coinciden en el afán por explorar oportunidades de mano de la evolución tecnológica sin ceñirse a un sector concreto. El propio Musk –Doctor en Físicas, economista…- habla de llevarnos a Marte mientras revoluciona la industria del automóvil, algo que según el estudio no deja de recordar a la actitud que movió a los grandes inventores de siglos pasados en la búsqueda de nuevas aplicaciones prácticas del acervo científico.

Francisco González Bree, coautor del informe y profesor de Deusto Business School asegura que la Polimatía conduce a la rentabilidad empresarial sobre todo si observamos cómo la especialización ha conducido ha reducir drásticamente la esperanza de vida de las empresas .

En paralelo, González Bree alude a la necesidad de entender el entorno para aplicar los cambios en la empresa de forma ágil. “Parece que hemos superado el miedo a quedarnos varados –la deriva estratégica explicada por Charles Handy a la que sucumbieron Kodak o Blockbuster- y ahora nos movemos en terrenos VUCA – caracterizados por una alta volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad- donde los modelos de aprendizaje son otros y tienen en cuenta la preparación, la anticipación, la evolución y la intervención”, explica el profesor.

Francisco González Bree

Los profesores de INSEAD W.Chan Kim y Renée Mauborgne propusieron en 2005 que las empresas dejaran poner atención a los negocios existentes para explorar nuevas áreas, los llamados océanos azules, donde aún no se han marcado las reglas y donde el gran valor añadido es la innovación. Terrenos que en su momento pisaron Edison, Tesla o Turing y que hoy capitanean polímatas que saben combinar Big Data, Inteligencia Artificial, automatización o Internet de las Cosas con Filosofía, Derecho, Management, Sociología o Arte. Como señala Bree, “volvemos al efecto Medici porque, conectadas y relacionadas, estas disciplinas nos hacen más fuertes”.

Quizá la Polimatía no sea una opción, sino la vía para devolver al ser humano a la primera línea en el que una nueva razón sea la salvaguarda de un mundo que nunca cambió tan rápido. Como apunta el profesor, las empresas van a demandar perfiles capaces de resolver problemas complejos, con pensamiento crítico, creativos, buenos en la toma de decisiones, con flexibilidad cognitiva o capacidad negociadora. “De la cabeza de los grandes genios la innovación viajó a las corporaciones, que desarrollaron la innovación de puertas para adentro hasta los años 90, cuando empezaron a comprar innovación para mantener la competitividad. Hoy tienen a startups dentro y fuera de la empresa innovando para ellos. Polimatía pura”, añade González Bree, que llama a las compañías a no perder de vista que el factor principal del éxito pasará por ser capaces de extender el ADN innovador por toda la corporación, lo que obliga a entender la Polimatía “entre otras muchas cosas”. “Hemos descubierto el rayo de luz pero debemos explorarlo mucho más”, concluye González Bree.

Creatividad, resiliencia y polivalencia. El ABC del polímata para hacer frente a lo que viene sin dejar de lado que, como recuerda Carlos Rebate (que se define como innovador en serie) tenemos una red neuronal en el corazón, un cerebro que será nuestro valor diferencial frente a la máquina. “La polimatía es la esperanza ante un futuro automatizado porque nos separa de un tipo de sociedad vertical; un superpoder que nos permite cuestionar la realidad desde distintos puntos de vista y una forma de diversidad individual”, explica Rebate.

Si podemos ser arquitectos de nuestro cerebro este estudio debe ser de obligada lectura. Ahora solo queda esperar a que la curiosidad se extienda como el virus más letal, a que caiga la manzana del árbol sobre la cabeza de algún genio en ciernes o al próximo ¡Eureka!

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