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TeraFOOD: sensores para detectar cuerpos extraños en los alimentos

alimentos y sensores

Mejorar los controles de calidad en el sector agroalimentario es el objetivo de TeraFOOD. Desarrollado por investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y de la empresa Anteral, consiste en un sistema de sensores capaz de detectar en alimentos cuerpos extraños, como metales, papeles, insectos, plásticos o vidrios, e identificar en tiempo real microorganismos patógenos en los alimentos.

Los dispositivos de TeraFOOD se basan en la tecnología de terahercios, una banda del espectro electromagnético situada entre las microondas (las que necesitan el móvil o la televisión para funcionar) y las ondas infrarrojas. Se trata de la última región inexplorada del espectro electromagnético y, según los investigadores, ofrece un enorme potencial tecnológico en el sensado de sustancias y materiales.

Juan Carlos Iriarte, investigador principal del proyecto, ha explicado que “la radiación de terahercios es capaz de penetrar en gran variedad de objetos y sustancias, por lo que permiten ‘ver’ lo que hay en su interior. De la misma forma, la reflexión de las ondas de terahercios es diferente según el material o el cuerpo en el que incidan, lo que proporciona imágenes en función de la potencia y la fase de la onda recibida”.

Por un lado, los sensores sirven para identificar, en tiempo real y en alimentos perecederos, microorganismos de las principales cepas patógenas comunes y realizar recuentos de estos últimos. Asimismo, también son capaces de detectar cuerpos extraños contenidos en productos agroalimentarios, entre los que se incluyen “metales, incluyendo los inoxidables, papeles, insectos, plásticos o vidrios”, ha afirmado Iriarte.

Transmisor y receptor miniaturizado

Para realizar esta labor de análisis y detección, los investigadores han diseñado un dispositivo mixto de transmisor y receptor miniaturizado, encargado de detectar la radiación reflejada en el rango de frecuencia de los terahercios, bien sea por el cuerpo extraño o por el producto químico que se quiere estudiar. “En el primer caso, la del elemento extraño, dicha radiación es proporcional a su morfología y, en el segundo, cuando es un producto químico, obedece a su composición molecular y permite identificarlos de manera inequívoca, ya que cada uno tiene su propia huella espectral de radiación”, ha resaltado Juan Carlos Iriarte. En este sentido, como la firma espectral de los objetos y de las sustancias es muy diferente en uno y otro caso, la detección resulta mucho más sencilla con menores falsas alarmas.

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