Objetivos 2030

El sector de la alimentación genera el 52 % del impacto ambiental en España

España es el primer país de la UE que analiza su huella de consumo y evalúa los impactos medioambientales que provoca gracias a un informe conjunto de la Comisión Europea y el Ministerio de Consumo
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Una imagen de la presentación del informe. (Imagen: Ministerio de Consumo).

España se ha convertido en el primer país de la UE en analizar su huella de consumo. El Centro Común de Investigación (JRC, Joint Research Centre) de la Comisión Europea y el Ministerio de Consumo han publicado el informe Sostenibilidad del Consumo en España (consultar el informe completo), presentado hace unos días en Madrid. El documento es pionero al tener en cuenta tanto las cargas ambientales asociadas a las actividades que ocurren dentro del territorio nacional como aquellas relativas al comercio exterior.  

La huella de consumo es calculada en base a 16 indicadores de impacto ambiental ligados a un total de 164 productos representativos, agregados en torno a cinco grandes áreas: alimentación, movilidad, vivienda, bienes del hogar y electrodomésticos. Para su cálculo, y según la metodología de la Comisión Europea, los autores del informe han cuantificado la intensidad del consumo de cada producto representativo y el impacto ambiental asociado al ciclo de vida del mismo, desde la extracción de materias primas a la gestión como residuos al final de su vida útil.

Cambios necesarios

Una de las conclusiones principales señala que el sector de la alimentación genera el 52,1 % del impacto ambiental de la huella de consumo de España. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, defendía la dieta mediterránea como una de las mejores herramientas para combatir estas problemáticas. De hecho, la alimentación es el principal vector en la mayoría de las 16 categorías de impactos analizados. Especialmente en lo que afecta a la eutrofización terrestre (81,6%) y marina (79,6%), al agotamiento de la capa de ozono (79,6%) y los usos del suelo (76,7%).

Entre las causas que explican estos efectos asociados a los alimentos, el documento se detiene en el carácter “altamente intensivo e industrial” del sistema agropecuario, muy dependiente “del uso de recursos fósiles, de fertilizantes químicos y de grandes cantidades de agua”. Como vía de solución, la Comisión Europea plantea diseñar escenarios de eco-innovación que faciliten una transición más sostenible.

En este sentido, el informe ofrece datos concretos que invitan a dar un giro a sistemas productivos y hábitos de consumo. Según la CE, la sustitución del 25 % de productos de origen animal por otros de origen vegetal en la dieta disminuiría un 20 % el agotamiento de la capa de ozono y un 15 % el cambio climático. Si esta sustitución llegará al 50 %, el grado de disminución en esos mismos impactos se situaría entre el 30% y 40%.

Efectos nocivos adicionales

A su vez, el texto concluye que los cambios en los usos del suelo y el calentamiento global son responsables de cerca del 80 % del daño a la integridad de los ecosistemas terrestres asociado al modo de consumo en España. De nuevo, encontramos que la alimentación es el área de consumo que más contribuye a la pérdida de calidad de los ecosistemas y, pro ende, a la pérdida de biodiversidad. “Especialmente, por los impactos ambientales relacionados con el uso de tierras agrícolas para cultivos y pastos”.

De igual forma, y en cuanto a los efectos dañinos sobre la salud humana relacionados con el consumo en España, la la alimentación es la que más afecta.

Movilidad, vivienda, electrodomésticos...

Tras la alimentación, la segunda área con más impacto ambiental es la movilidad (17,1%), especialmente asociada al uso del coche privado. Le sigue la vivienda (16,2%) por el consumo de calefacción. En total, las tres acaparan más de cuatro quintas partes (85,3%) de toda la huella de consumo en España.

En comparación con el conjunto de la Unión Europea, la huella de consumo de España se sitúa por encima de la media en dos de las áreas analizadas: alimentación (+26,3 %) y electrodomésticos (+4,9 %). Por el contrario, el país se encuentra por debajo de la huella europea en los impactos relativos a la vivienda (-29 %), los bienes del hogar (- 15,3 %) y la movilidad (-5,5 %).

En el caso de los electrodomésticos, la mejora de eficiencia en productos como neveras, lavavajillas, lavadoras o televisiones puede contribuir a disminuir hasta en un 11 % el impacto ambiental.

España y sus umbrales de límites planetarios

Otra de las conclusiones más relevantes del informe Sostenibilidad del Consumo en España está relacionada con los umbrales establecidos por los límites planetarios de seguridad. Según el estudio, el país ha sobrepasado ya 6 de los 16 ítems analizados: la ecotoxicidad de agua dulce, el uso de recursos minerales y metales, el cambio climático, la eutrofización de agua dulce, el material particulado y el uso de recursos fósiles.

En los otros 10 se mantiene por debajo de las medidas que configuran los límites planetarios, aunque, según alerta el informe, eso no significa que España se encuentre en una situación de “eficiencia ambiental”. Ante ello, el ministro de Consumo recalcaba “la necesidad de revertir la situación ya alcanzada y apostar por una profunda transformación del sistema de producción y consumo”. “Es necesario que nos replanteemos nuestros hábitos de vida”, concluía.