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Medir la calidad del agua de países en vías de desarrollo es ahora más fácil

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En aquellos países o regiones donde el acceso al agua es limitado y hay riesgo de contaminación, medir la calidad del agua de la forma más rápida y sencilla posible es una cuestión esencial. Por ello, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han diseñado un nuevo sistema portátil capaz de evaluar si el agua es apta para el consumo humano de fácil manejo y más sostenible y duradero que los utilizados hasta la fecha.

El sistema, que según sus creadores puede reducir considerablemente los costes habituales en este tipo de procesos y dispositivos, ya está protegido como modelo de utilidad en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Consta de un turbidímetro óptico, un dispositivo filtrante y una incubadora bacteriológica que permite analizar el agua para detectar la posible presencia de bacterias. También se le puede añadir un medidor de sales disueltas, un medidor de pH y un medidor de cloro. Y, con el objetivo de hacerlo más sostenible, es posible incorporarle una fuente de alimentación de energía fotovoltaica.

Daniel Squittieri y Diego Pelayo, miembros del equipo de investigadores, han explicado que “gracias a un diseño de fácil construcción que permite la autofabricación y al uso de piezas locales y materiales reciclados, se ha conseguido abaratar entre tres y cinco veces el coste de los kits comerciales existentes”. Asimismo, el mantenimiento y la limpieza del sistema “son muy fáciles y esto garantiza su correcto funcionamiento por largos periodos de tiempo, una ventaja especialmente apropiada para su utilización en el marco de la cooperación al desarrollo”.

El agua como asignatura pendiente

Garantizar un fácil acceso al agua potable a toda la población mundial es todavía una de las grandes asignaturas pendientes para la comunidad internacional. De hecho, el consumo de agua no potable es, junto con el saneamiento deficiente, la principal causa de mortalidad infantil en el mundo. Por ello, la Asamblea General de las Naciones Unidades declaró en 2015, dentro de su Agenda 2030, que uno de los objetivos mundiales prioritarios pasa por acabar con la pobreza es el acceso al agua limpia y al saneamiento.