El mundo actual gira en torno a una nueva era en la que la tecnología es el eje principal. Las regiones que priorizan la digitalización y el desarrollo tecnológico en sus agendas tienen todas las papeletas para liderar esta nueva etapa. Sin embargo, Europa se ha quedado atrasada con respecto a países asiáticos como China, Corea del Sur, Singapur y, por supuesto, Estados Unidos. Necesitamos elaborar un plan que sitúe a Europa más alto en la lista de líderes tecnológicos. Y esto solo me lleva a pensar que podríamos tener en España la gran oportunidad para hacer frente a este nuevo desafío y situarnos en la esfera global como un punto candente en el mapa tecnológico.
Las regiones del litoral mediterráneo ya no son solo referentes por su atractivo turístico y cultural. Desde hace varios años, gracias al esfuerzo en inversión de numerosas empresas del sector privado, junto con la ayuda y colaboración de las administraciones públicas regionales, se ha conseguido cambiar el reconocimiento del área mediterránea española como destino de «sol y playa» exclusivamente. Actualmente, podemos encontrar un rico entorno de desarrollo del sector TIC por todo el este del territorio español. Ejemplo de ello son los principales focos turísticos como Baleares, Valencia, Alicante, Murcia o Málaga, cuya especialización, cada vez mayor, hace que se conviertan en regiones que conectan startups y aceleradoras y, en conjunto, hacen de la región el candidato perfecto para liderar el reto tecnológico en Europa.
Barcelona es uno de los referentes mundiales y candidata a ser la capital mundial de las tecnologías móviles. La Comunidad Valenciana —reconocida por la Comisión Europea como la región de España que más ha mejorado en innovación desde 2014— es un polo de innovación tecnológica, desarrollo de I+D+i e inteligencia artificial. Así encontramos, por ejemplo, la Fundación Lab Mediterráneo, una plataforma creada para promover la innovación de las empresas de la zona y atraer el emprendimiento; el proyecto Distrito Digital, que no para de crecer; la Fundación Ellis Alicante, parte de la red europea de investigación de excelencia en IA; AlicanTec, o la reciente estrategia de Alicante Futura, que impulsará la atracción de talento, inversión y oportunidades de negocio de toda la ciudad.
En esa misma línea, Valencia, que en los últimos años está consolidándose como un polo de primer orden en el ámbito de las startup y cada vez alberga más empresas punteras en inteligencia artificial, acaba de aprobar un nuevo plan transversal para estimular el crecimiento económico apostando por esta nueva herramienta como vehículo impulsor. Murcia está impulsando espacios de emprendimiento a través de hubs para promover el desarrollo tecnológico. En Andalucía, Málaga es ya considerada por muchos como el «Silicon Valley europeo» por albergar en su parque tecnológico a 20 000 trabajadores de multitud de startups, empresas de logística e infraestructura digital. Gracias a esto, poco a poco el sureste del país se está convirtiendo en un polo de innovación enormemente competitivo.
Sin embargo, a pesar de todo esto, a las empresas de todas estas comunidades les falta un hilo conductor: el Corredor Mediterráneo, la gran obra de infraestructura ferroviaria que está previsto que finalice su construcción en el tramo de Almería a Francia para 2026. El impulso que daría el conjunto de vías de doble ancho y plataforma de alta velocidad a las exportaciones y la internacionalización de todo el tejido empresarial y tecnológico del arco mediterráneo es el trampolín que necesitamos. Tanto los empresarios de la región como la sociedad debemos posicionar el litoral español como referente tecnológico en el resto de Europa y a nivel mundial.
Cada una de las ciudades que conforman este Corredor tiene las tablas para liderar un tipo de tecnología, pues cada vez son más las iniciativas y empresas referentes en innovación tecnológica que nacen en ciudades como Alicante, Valencia, Málaga o Barcelona —fruto de grandes inversiones público-privadas y la estrecha colaboración entre ambas— o que, siendo extranjeras, eligen el área del Mediterráneo como enclave europeo. Frente a otros territorios, la costa mediterránea es la candidata perfecta para ser la capitana tecnológica de Europa por las ventajas añadidas con las que contamos: tenemos una excelente calidad de vida, buenas temperaturas durante todo el año, una importante oferta gastronómicas y de ocio y mucha cultura, además de sol y playa. Todos estos elementos hacen que sean estas mismas ciudades las preferidas por los extranjeros para trasladarse a vivir y trabajar. Todas estas ciudades, sin embargo, carecen de una red de transporte de mercancías y personas que las una adecuadamente entre ellas.
Atracción de talento e inversión
Las regiones que atraviesa el Corredor albergan casi la mitad de la población española y de la producción industrial del país. En este sentido, desde la Asociación Valenciana de Empresarios, defendemos aumentar la conectividad entre estas ciudades y complementar el sistema ferroviario radial con uno circular.
Otro punto importante es una reflexión que deberíamos empezar a tener en cuenta y es la importancia de la redistribución empresarial, industrial y económica en España. Por razones más económicas y prácticas que históricas la capital de España se trasladó a Madrid, pero esto no quiere decir que otras ciudades no puedan convertirse también en referentes de innovación y desarrollo económico.
Diversificar la economía, la industria y la actividad empresarial en distintos lugares es, de hecho, muy beneficioso para el conjunto del país. De esta manera, las ciudades por las que discurriría el Corredor Mediterráneo serían capitales —ya no nacionales sino europeas— tecnológicas. Si la costa mediterránea se convierte en el polo tecnológico español de referencia europea ayudará, en primer lugar a redistribuir la actividad empresarial, industrial y económica de nuestro país; en segundo lugar, a la generación de empleo con capacidad de atracción de talento de alta especialización, calidad y remuneración; y en tercer lugar, a frenar el fenómeno de la estacionalidad turística, ya que habrá un crecimiento en el número de habitantes en la zona, que a su vez, implicará que el sector servicios tendrá más actividad en periodos valle gracias a los llamados nómadas digitales.
Es importante recordar que el Corredor Mediterráneo se enmarca dentro de la Red Transeuropea de Transporte y, como tal, no solo contribuirá a integrar las comunidades autónomas que atraviesa el arco mediterráneo, sino que conectará España con el norte de África y el centro de Europa. Así, la competitividad de las empresas de nuestro país aumentará notablemente y se abrirán nuevos mercados. Además, las empresas pertenecientes a la región serán una ventana para atraer inversión y talento tanto nacional como internacional.
Incluso ya se habla de que ese fenómeno conocido como «laGran Renuncia» ha llegado a nuestro país. ¿Por qué muchos jóvenes con carreras brillantes en tecnología deciden marcharse fuera a trabajar? Quizá sea porque no encuentren las condiciones e incentivos óptimos para quedarse. El Corredor Mediterráneo supondría conectar los polos tecnológicos de todas las ciudades del Arco Mediterráneo y de Europa, favoreciendo sinergias empresariales por las cuales los jóvenes y los no tan jóvenes se sentirían mucho más atraídos.
Por todo ello considero que es muy importante insistir en la ejecución de este hilo conductor. El Corredor Mediterráneo va a suponer un beneficio para las empresas, para el país, para los jóvenes que salen de sus carreras deseosos de incorporarse al mundo laboral, para la internacionalización de nuestros mercados y para nuestra posición como referentes tecnológicos a nivel europeo. Por ello, ya que todos los elementos parecen alinearse para llevar a la región mediterránea a ser lo que se merece ser, debemos poner todos de nuestra parte para darle el empujón que necesita.