Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), en colaboración con las Universidades de Zaragoza y Santiago de Compostela y el Medical Research Council (Reino Unido) han presentado un estudio que analiza cómo la manera en la que las personas envejecen viene marcada por factores genéticos. De esta forma, han demostrado que la combinación e interacción de los genomas nuclear y mitocondrial desencadena una adaptación celular que determinará, entre otros aspectos, la calidad del envejecimiento.
El estudio, publicado en Nature permite así conocer las diferencias fisiológicas entre las personas y abre la puerta a nuevos tratamientos para enfermedades relacionadas con el envejecimiento como las dolencias cardiacas, el cáncer o la diabetes. También podría ayudar a mejorar las técnicas de reemplazamiento mitocondrial, para evitar la trasmisión de mutaciones patológicas a la descendencia.
De los más de 20.000 genes humanos, 37 no se encuentran en el núcleo de las células, sino en las mitocondrias, unos pequeños orgánulos celulares que funcionan como factorías energéticas. Este pequeño genoma, es lo que se conoce como ADN mitocondrial y, al igual que su equivalente nuclear, el genoma mitocondrial presenta una variabilidad genética.
Lo que ahora han demostrado los investigadores del CNIC es que la “variación genética poblacional de sólo unos pocos genes puede repercutir en la calidad con la que envejecemos”. Un avance que, según ha señalado el Doctor José Antonio Enríquez, director del estudio, supone un gran avance para entender mejor el proceso de envejecimiento al descubrir que las “diferencias no patológicas en la función mitocondrial tienen repercusiones directas en el ritmo de envejecimiento de un individuo”.
Estudiando con ratones, los investigadores han visto cómo modificando el ADN mitocondrial de estos animales se produjeron unos cambios a nivel celular que dieron como resultado un envejecimiento más saludable. En este sentido, otra de las investigadoras del estudio, la Doctora Latorre-Pellicer ha destacado que “si somos capaces de explicar biológicamente los factores que nos permitan envejecer eludiendo las patologías asociadas a la edad, podremos mantener una salud duradera durante el envejecimiento”.
Evitar transmisiones patológicas
Las técnicas de reemplazo mitocondrial pueden ayudar a prevenir la transmisión del ADN mitocondrial causante de una enfermedad. Se trata de una aproximación terapéutica que evitaría la transmisión de mutaciones patológicas a los hijos. Consiste en reemplazar las mitocondrias con alteraciones de la madre por otras de una donante sana. Se trata de una tecnología, conocida popularmente como ‘hijos de tres padres genéticos’, que ya ha sido aprobada en Reino Unido.
Finalmente, el estudio también alerta de los riesgos a la hora de elegir la variante de ADN mitocondrial. Según el Doctor Enríquez, “al igual que en los trasplantes de órganos o en las transfusiones sanguíneas, se deben elegir donantes compatibles también en el trasplante de mitocondrias y considerar el uso de un ADN mitocondrial que genéticamente sea similar al de la madre”.