Le decían que estudiara humanidades, que se le daba “de maravilla” escribir. “Y era verdad, pero lo que a mi me gustaba era desmontar y volver a montar todos los aparatos que caían en mis manos”. La curiosidad de Belén Ruiz Mezcua parecía no tener límites. “Me decanté por la física”. A ello ayudaron la total libertad de elección que le dieron en casa y tener un físico en la familia. “A mi tío le preguntaba cantidad de dudas y él me recomendaba estudiar a fondo aquello que no entendía para descubrir el porqué de las cosas. Estimular la mente suele llevarnos por el buen camino”.
Catedrática de inteligencia Artificial y directora técnica del Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción (CESyA), Ruiz Mezcua participaba hace unos días en la apertura del programa Ciencia y Tecnología en Femenino en el Parque Científico de la Universidad Carlos III de Madrid. A su juicio, la iniciativa promovida por la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) contribuye a hacer ver que “el talento está en todas partes” y que “las mujeres que formamos parte de un ámbito habitualmente masculino no somos ningunas frikis”.
La experta lamentaba la vigencia de la brecha de género en áreas STEAM. “En mis tiempos universitarios, éramos pocas chicas en las aulas de la carrera de físicas. Hoy son aún menos, algo estamos haciendo muy mal”. Belén Ruiz Mezcua añadía: “Si en físicas las cosas no van nada bien, en ingeniería informática, con un 13-14 % de matriculadas, la situación es mucho peor”.
Cuatro hijos, una tesis, dos oposiciones
El total de estudiantes universitarias en ingeniería ronda el 29 %. “Un dato increíble es que sólo un 9,3 % del total de desarrolladores de tecnología en España sean mujeres. ¿Qué está haciendo Reino Unido para que esta cifra suba hasta el 54 %? Entre otras cosas moverse masivamente en colegios e institutos”. Ruiz Mezcua aporta su granito de arena en este sentido y es una habitual organizando talleres donde fomenta las vocaciones científico-tecnológicas “tanto a chicos como a chicas; en esto tenemos que remar todos juntos”.
Su historia profesional es la de un viaje poco común, que empieza en el campo de la geofísica “donde me pusieron problemas por el hecho de ser mujer”. Recuerda que en la empresa privada su curiosidad no era del todo satisfecha y cumplía un papel muchas veces simbólico ligado a la instrumentalización de la figura femenina para transmitir diversidad o, peor aún, cierta originalidad. Así que volvió a la universidad y, con 4 hijos, sacó adelante su tesis doctoral y aprobó dos oposiciones. “No soy especial, trabajo como todas”.
La catedrática opina que la igualdad de género sólo será plena cuando las chicas sientan la libertad de expresar su vocación científica “y les expliquemos con total claridad que las carreras STEAM sirven para hacer mejor la vida de las personas”. En su caso, este objetivo es cumplido con creces. En el CESyA desarrollan tecnología para personas sordas, ciegas, o con algún tipo de discapacidad intelectual. “Por ejemplo, hemos sido capaces de que una persona sorda sienta la emoción de la música a través de un guante que estimula el cerebro. La tecnología no es una actividad a la que se dedican personas raras, mejora el mundo, pero para mejorarlo de verdad necesita a las mujeres”.
Belén Ruiz Mezcua añadía que el profesorado juega un papel fundamental para que los alumnos y alumnas elijan en libertad lo que les gusta. “Pero para ello tienen que estar informados, quizá no del aluvión total de títulos disponibles, pero sí de determinadas áreas. Y saber para qué sirven. La informática, sin ir más lejos, es parte de nuestro día a día. Cumple una función social, incluso ayuda a salvar vidas, pero también es una herramienta con la que hacer la guerra cibernética. No hay duda de que la tecnología hace avanzar a la sociedad, y las mujeres deben ocupar una posición de liderazgo como parte del cambio”.